jueves, marzo 26, 2009

Cumpleaños de Aggie Falk y natalicio de Gregory Corso

Aggie Falk
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La poeta y pintora Agneta Falk, mia bella Aggie, capturada por mi cámara en un recital en North Beach, SF.

Seguimos con los cumpleaños. Hoy le toca el turno a mi querida Agneta Falk (Suecia, 1946): poeta, pintora y traductora. A pesar de que en muchas ocasiones he mencionado a Aggie en este blog (desde aquel anécdotico primer encuentro en Caffe Trieste, San Francisco, en el que junto a su esposo, el poeta Jack Hirschman, me invitó, luego de leer mis poemas, a quedarme en su casa-taller durante el tiempo que deseara, cuando no tenía lugar donde quedarme) y aunque ella ha sido como una especie de madre-amiga-consejera, no he dado mayores datos acerca de esta comprometida artista, a la que extraño mucho (a pesar de nuestra comunicación constante, me hace falta sus saludos efusivos, sus cantos, su marcado acento británico, su cafe bianco, las fabulosas cenas que montaba en su casa, nuestras dosis diarias de vino tinto, sus consejos, nuestros improvisados bailes en la esquina del Trieste, etc, etc).

Bailando en casa de Dimitri Charalambou. Mill Valley (a unas cuantas millas al norte de San Francisco, cruzando el puente Golden Gate)

Agneta Falk nació en Estocolmo, el 26 de marzo de 1946. Artista visual, poeta y co-fundadora del teatro politico: The Pantalons di Stoccolma. A finales de los 60, Aggie se mudó a Inglaterra, donde vivió muchísimos años y donde fue profesora de teatro, literatura y escritura creativa. De 1992 a 1999 fue la co-directora de "Word Hoard", organizando eventos y recitales poéticos en su comunidad. Durante siete años estuvo a cargo de algunos talleres de escritura junto a gente en recuperación y discapacidades mentales. En 1999 Aggie se casó con el poeta, pintor y traductor Jack Hirschman, con quien durante muchos años vivió en una de las habitaciones del Hotel Columbus, arriba del Caffe Trieste, en North Beach, SF.


In the middle of my "lindos" Jack and Aggie, at Specs. SF

Por su primer libro en Inglés Here by Choice (Trigram Press, 1980), Aggie recibió una beca de escritura por parte de "Yorkshire Arts". Fue co-editora de "The Long Pale Corridor", junto a Judi Benson (Bloodaxe, 1995), una interesante antología realacionada con la muerte. A finales de los noventa Aggie se mudó a San Francisco, donde frecuentemente leía su poesía y exhibía sus pinturas. Cada año Aggie pasa algún tiempo entre Italia e Inglaterra, donde continúa sus actividades artísticas. "It’s not Love/It’s Love" fue su última publicación. Su poesía ha sido traducida en varios idiomas, y en español saldrá próximamente en una editorial en Venezuela. Uno de los temas primordiales en su poesía ha sido la trata, convirtiéndola en una de las autoras más comprometidas en contra del tráfico sexual. Actualmente, Aggie trabaja en su nuevo poemario.

Por otra parte, sus pinturas son muy apreciadas por coleccionistas y algunas se encuentran en museos como el "Legion of Honor in San Francisco" o en el "Beat Museum". Aggie tiene un estilo muy particular de mezclar poemas con óleo, lo que da como resultado verdadera poesía.
"Lady Blue"
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Aggie usa en sus pinturas versos propios y de otros poetas como Rimbaud, Mallarmé, Gogou, Pasolini, Ahkmatova, Kruchenykh, y el mismo Hirschman, entre otros. También trabaja en máscaras, y fue un honor su promesa de hacer una máscara en cuya superfice vaya escrito mi poema de Sarah Kane.
¡A tu salud mia bella Aggie!
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Shivering Mountain
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For a young prostitute

He tells her, he loves her
and beats her heart
every bruise a deepening
on her skinny arseher just formed breasts.
You understand, he loves her,
she knows thatas she steps into the dark,
damp nightsliding in and out of cars,
her tiny body a slot-machine.
You understand, he loves her,
and she knows thatto the sound of a punters sigh,
her child-hood laughter
disappearing down her throat.
They found her in a ditchwith sludge in her hair
Her epitaph reads:time of death unknown
place of death unknown.
You understand, he loved her.
You understand, she believed him.

Gregory Corso

(New York, 26 de marzo de 1930 - Minessota, 17 de enero de 2001)

Me causa gracia que el post de Gregory vaya junto al de Aggie, pues -como ya lo conté alguna vez- Aggie solía decirme que Corso le parecía detestable, específicamente por su manera de ser con la mayoría de mujeres que conocía y que para variar los dos nacieron un 26 de marzo. Aggie prefería mil veces al viejo Ginsberg. Jack por su parte, lo quería mucho. Me contó que una vez, cuando Corso ya estaba viejo, lo entrevistaron en una radio y entre las llamadas del público llamó una muchacha que le dijo al poeta: Hola, Gregory, soy tu hija. A lo que Corso respondió: Come on, you wanna fuck! Pues sí, ese era Corso. Yo también podría detestarlo, pero no puedo. Siento que incluso le tengo cariño. Hubiese deseado conocerlo, quizá nos habríamos mandado a la mierda muchas veces, pero estoy segura de que hubiésemos llegado a ser buenos amigos. Jack lo quiso mucho. Él defiende a su amigo. Me contaba que en el fondo Corso era el más dulce de los beat, el típico gamín indefenso. Disfruté cada vez que Jack lo imitaba con la voz gangosa, y cuando Corso se ponía celoso de Ginsberg y Hirschman. "Sabes, Carla, al principio no nos caíamos bien. A Gregory no le gustaba que yo converse a solas con Allen por más de quince minutos. Pero con el tiempo llegamos a ser grandes amigos". Jack le hizo un poema precioso cuando Gregory murió. Yo me aprendí el poema y lo repetía en voz alta cuando caminaba con Jack por la Broadway camino a casa. La gente me miraba raro y Jack se reía.

Quién sabe, si Gregory no hubiese muerto mientras dormía en Minessota, hace ocho años, quizá lo hubiese conocido. Y quien sabe, hasta hubiésemos compartido cafés en el Trieste y alguna lectura en alguna taberna en Frisco. Hubiese tratado de entender algo más a través de su mirada de niño bravo y dulce, golpeado por una infancia que lo tuvo de orfanato en orfanato (su madre, que lo tuvo a los 16 años, lo abandonó para regresarse a Italia), y más tarde en la cárcel, por verse envuelto en el robo de una radio; pasando tres meses en vigilancia penitenciaria en Bellevue. Y a los 17 años fue condenado a tres años de prisión por ladrón. Sin embargo, fue ahí donde encontró su su verdadera vocación, pues durante su encarcelamiento fue un ávido lector en la biblioteca de la penitenciaría y empezó a escribir sus primeros poemas. Y no paró. Como alguna vez lo mencionó Patti Smith: "No hay duda de que Gregory era un poeta. La poesía era su ideología, los poetas sus santos".

El pintor beat Michael Bowen y Gregory Corso, afuera de Caffe Trieste. SF


Más tarde Gregory conocería a Ginsberg, y a los demás integrantes de la generación beat, para finalmente convertirse en uno de los más respetados del grupo. Su obra, alimentada de sus propios viajes y experiencias (trabajó como obrero, marino, dependiente...), lo volvió uno de los exponentes de la denuncia social en la vida cotidiana de la sociedad estadounidense de su época. Satírico y agresivo, es sin duda una de las voces más representativas de los marginados.

El mundo da vueltas. Hace tres años estuve en el lugar de su nacimiento, en pleno Greenwich Village, en el bajo Manhattan de Nueva York; el verano estuve en el lugar donde se consolidó su grupo literario y de amigos: San Francisco; y finalmente en otoño terminé visitándolo en Roma, leyendo uno de sus poemas como epitafio en el cementerio protestante, donde él mismo quiso permanecer junto a su admirado poeta Percy B. Shelley.
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Como diría Jack Hirschman al final de su poema "The Whole Shot" dedicado a Gregory: The Kid is dead/ Long live the Kid!