Después
de trazar el plan, disponer el equipo e iniciar un viaje, interviene y se hace
cargo un nuevo factor. Cada viaje, safari, o exploración, es una entidad, es
diferente de todos los demás viajes. Tiene personalidad, temperamento,
individualidad, carácter único. Un viaje es una persona en sí; no hay dos
iguales. Y los planes, las salvaguardas, el control y la coerción son todos
infructuosos. Descubrimos tras años de lucha que no hacemos un viaje: es el
viaje el que nos hace a nosotros. Guías, programas, reservas, cosas obligadas e
inevitables, naufragan y se hunden ante la personalidad del viaje. Sólo cuando
admite esto puede el vagabundo de pura cepa relajarse y asumirlo. Sólo entonces
se disipan las frustraciones. En esto un viaje es como el matrimonio. La forma
segura de equivocarse es pensar que lo controlas. Me siento mejor ahora, después
de haber dicho esto, aunque sólo los que lo han experimentado lo entenderán.
Jorge Aulicino - El arte y las azaleas
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[image: Jorge Aulicino - El arte y las azaleas]
Las azaleas, plantas de la familia de las Ericáceas y del género de los
rododendros, no florecen en inviern...
Hace 1 día