Entro en la madrugada de la mano del ruso Vaslav Nijinsky, leo su diario íntimo, el diario del que para mí fue el mejor bailarín de ballet de la historia. Genial, loco, intenso, y decadente, poseedor de una cualidad que comparten todos los seres que he admirado, respetado y amado: desafiar, de alguna forma, la ley de la gravedad.
HERIDA QUE SUPURA, RUTA QUE GRITA por JUANJO QUIÑONES
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Hay cuadros que no se cuelgan: se escuchan.
Este no pide silencio, pide atención.
Es una cartografía del desgarro,
una ciudad interior trazada con gritos...
Hace 3 horas