Llueve en San Francisco y yo escribo desaforadamente desde la habitación 104 del Hotel Boheme, asimilando todas las tremendas historias que ayer me fueron contadas sobre la barra de Tosca, junto a mis personajes revueltos en un cocktail mental. Podría jurar que Jim Morrison me canta esta canción al oído. La lluvia es una bella forma de revivir a nuestros muertos.
HERIDA QUE SUPURA, RUTA QUE GRITA por JUANJO QUIÑONES
-
Hay cuadros que no se cuelgan: se escuchan.
Este no pide silencio, pide atención.
Es una cartografía del desgarro,
una ciudad interior trazada con gritos...
Hace 3 horas