Hace mucho que algo no me deleitaba tanto sobre tablas. El Cirque du Solei (Circo del Sol) es una verdadera explosión de arte, movimiento y música. Un concepto distinto a circo que en la actualidad estamos acostumbrados a ver. Como ellos mismo se denominan: «son un montaje dramático de artes y esparcimiento callejero» cuya misión es «invocar la imaginación, incitar a los sentidos y evocar las emociones de la gente en todo el mundo».
Me habría arrepentido de no verlo. Asistir a dos de sus diferentes funciones fue una de nuestras mejores experiencias en la ruta. Resalto sobre todo Ka, que cuenta con un despliegue de artes marciales y una puesta en escena de impresión, incluido el abismo de nueve metros de altura que sirve de escenario.
Inicialmente la obra que nació como un espectáculo callejero en Québec, Canadá (de donde es originario el Circo), se distinguió del circo tradicional por la ausencia de animales, lo que los ha llevado ha convertirse en un fenómeno mundial con más de 3.000 empleados, incluidos 600 artistas. Además, están las cinco compañías itinerantes que el Cirque du Soleil tiene por todo el mundo.
En particular KA tiene una técnica y narrativa exquisita, así como la inclusión de artes marciales, marionetas y acrobacias que narran la saga de dos gemelos herederos de un imperio y que, separados de niños, se embarcan en una épica aventura en la que encontrarán su destino. Para su adaptación, el director de inspiró el concepto egipcio de "KA", duplicado espiritual del cuerpo que acompaña al ser humano en esta vida y la del más allá.