Atlanta continúa fría. Pero mantiene ese encanto y sobriedad que sólo otorga el otoño y el invierno.
Sus árboles permanecen completamente desnudos y son los únicos que pueden jactarse de ello en plena lluvia.
Me gustan las ciudades cuyos cielos se niegan a eliminar las nubes por completo, volviéndose poético aquel acto de resistencia.
Sus árboles permanecen completamente desnudos y son los únicos que pueden jactarse de ello en plena lluvia.
Me gustan las ciudades cuyos cielos se niegan a eliminar las nubes por completo, volviéndose poético aquel acto de resistencia.