En medio del barullo y la locura del Fremont Street experience, en medio de las bailarinas semidesnudas, los disfrazados y los drogadictos inofensivos, encuentro a este hombre de espaldas moldeando el rostro de una niña no menos absorta que él. Ambos, pienso, son un holograma. Están, pero no están. La música sale disparada por todo lado y, sin embargo, la luz azulada que los recubre lo neutraliza todo.
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Pocas tiendas de souvenirs son tan creativas e interesantes como las que abundan en Las Vegas. En este local, por ejemplo, se encuentran desde llaveros con los diferentes símbolos de juegos de mesa y azar hasta decoraciones explícitamente sexuales, así como todo tipo de accesorios referentes a las afamadas y extravagantes bodas en esta ciudad. En la fotografía se observan dos adornos que suelen ir encima del pastel de bodas. Ambos, evidentemente, nada convencionales, pues tanto el novio como la novio pretenden huir.
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En una de las tiendas del Strip, así como en muchas otras de Estados Unidos, se exhiben bananas provenientes de Ecuador. Aquí la promoción era dos por $1, y sí que es una promoción porque en otras partes, me consta, las venden muy caras. Es gracioso, pero cuando estoy en mi casa, en Quito, solemos comprarlas por cabezas completas, es decir alrededor de 50 colgando al mismo tiempo, frescas, baratas y de una variedad que todo amante de los plátanos amaría.
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En Las Vegas los anuncios también son poco usuales. Mientras lo común es velar y promover la seguridad, y por lo tanto se trata de evadir cualquier tipo de disturbio, especialmente en un lugar privado, éste anuncio afuera del Casino & Hotel New York New York, muestra lo contrario. Dice la publicidad: "Si usted decide entrar en una pelea, por favor, hágalo en nuestro pub irlandés". ¡Salud!
