
Puede que alguno se eche las manos a la cabeza. Pero oigan, siendo prácticos, sería preferible que los poetas del mundo reemplazasen por un tiempo a los publicistas (que ya bastante se han aprovechado del lenguaje poético) y pusieran los nombres en su sitio. Así al menos las empresas no cometerían torpezas pseudoeruditas como ponerle Kafka a una línea de ropa juvenil, que sería tanto como decir Balneario Kafka ("para relajarse y gozar del ocio en familia"), Bombones Cioran ("sus momentos más dulces") o Moda Infantil Nietzsche ("y que sus niños luzcan alegres y tiernos").
En fin, como los tiempos aprietan y los derechos de autor no dan para gran cosa, ahí van mis humildes sugerencias: Agua Mineral Goethe ("para llegar a viejo en plena forma"). Audífonos Beethoven ("porque los sordos también escuchan"). Rifles Hemingway ("y sea usted también protagonista"). Tranquilizantes Kant ("para alcanzar la justa medida de las cosas"). Leche Desnatada Vermeer ("¡y qué bonito envase!"). Preservativos Schubert, que murió de sífilis ("para dar ejemplo"). Bombillas de Bajo Consumo Rembrandt ("porque la luz también es una obra de arte"). Televisores Digitales Huidobro ("¡alucina con las imágenes!"). Lencería Femenina Stravinski ("para que tú también consagres la primavera"). O Compresas Juana de Arco, Juguetes Didácticos Wittgenstein, Clínica Bukowski, Gimnasio Marinetti…
Líricos señores del marketing, por favor, escúchenme. Tengo un montón de ideas. A buen precio. Les dejo mi número y mi correo. Por si acaso. Son ustedes muy amables.
Fuente: El Correo Digital. Bilbao. 2006-05.15