acompañando con mis silbidos a la Banda de Pueblo... y la noche poniéndose buena
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27 de junio de 2009
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Así da gusto, sí señor, así da gusto irse de mi tierra bien despedida: bailando, cantando y tomando chicha y chaguarmisquhe, comiendo papitas y maduros, siguiendo la procesión del Señor del árbol en medio de la fiesta popular. Payasos, priostes y capariches. Da gusto sí, señor, da gusto empolvarse los pies por haber bailado tanto, y cómo da gusto abrazar y que a una la abrace la gente buena. Mi gente, carajo. Da gusto carajear junto a Memo, junto a sus padres y hermanos, junto a la banda, esa banda que no se cansa. Sírvame otro vino, me dice el del bombo, que la noche empieza y la luna nos alumbra a todos. Y yo pongo a bailar a la botella y los veo a cada uno sin que se den cuenta.
En la tarde bajé a Pomasqui. Fui caminando hasta la quebrada seca. Me empolvé los pies con gusto. En la una mano llevaba 5 litros de agua y en la otra los pristiños que compré en la plaza. Al llegar preparé la salsa de queso y Memo la de aguacate. Doña Marina cocinaba los maduros en la tullpa junto a los cuyes. Y don Chugchurillo fabricaba las alpargatas que llevaré a San Francisco. Reinaldo y K. llegaron más tarde. Y no paramos de reir. Ay Memo, Memo, Memo, condenadas ganas de llevarlo en mi maleta. Mañana grabaremos juntos su voz para la danza que estoy armando para el Festival en California. Cómo quiero a esta gente, cómo la quiero, carajo. 
Don Chugchurillo y yo tomando canelazo pa´calentar la sangre