domingo, junio 14, 2009

A la memoria de don Rafa Escalona. Ay! hoooombre

(Colombia, 27 de mayo de 1927- 13 mayo de 2009)
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Hace un mes murió el maestro Rafael Escalona, gran compositor colombiano de música vallenata, autor de cientos de temas, muchos de los cuales ya desde chiquitita aprendí a tararear en esos viajes de carretera con mis padres delante y mi hermana dormida a mi costado. Quizá desde ahí me gustaron las crónicas y el deseo de pisar tierras que sonaban a paraíso: como Valledupar y las tantas historias que allí se tejían. Canciones como: La casa en el aire, El Testamento, El bachiller, La Maye, La custodia de Badillo, El mal informado, La despedida, El hombre casado, La resentida, etc., etc., etc.

Rafael Escalona (der.) con Jaime Molina, el amigo al que le compuso una canción, para cumplir una promesa. “Si yo moría primero él me hacía un retrato o si él se moría primero le sacaba un son”.

Jaime Molina es una de esas canciones que se me volvieron un clásico. Jaime Molina es un clásico. Y qué bonito es cantarlo a viva voz, carajo, con un buen amigo al lado, porque Jaime Molina es un himno a la amistad sencilla y verdadera; es para corearla con o sin aguardientico (mejor si hay con qué brindar, desde luego).
Ayayay, Don Rafa. Esta noche no hay aguardiente ni hay amigo que coree conmigo. Pero ahí se la pongo, y desde aquí se la canto... a su memoria!



Jaime Molina

Letra: Rafael Escalona

Voz: Carlos Vives

(a dos amigos que se amaron con el alma, ay! hombe)
Recuerdo que Jaime Molina
cuando estaba borracho ponía esta condición
Que, si yo moría primero me hacía un retrato
o, si el se moría primero le sacaba un son
Ahora prefiero esta condición
que el me hiciera el retrato y no sacarlo el son.
Famosas fueron sus parrandas
que a ningún amigo dejaba dormir
cuando estaba bebiendo.
Siempre me insultaba
con frases de cariño que sabía decir
Después en las piernas me sentaba
me contaba un chiste y se ponía a reír.
(ay compadre, si supiera cómo lo recuerda Rafa que solo llora..)
La cosa comenzó muy niño
Jaime Molina me enseño a beber
a donde quiera estaba, el estaba conmigo
y donde quiera estaba, estaba yo con él
Ahora me duele que se haya ido
yo quedé sin Jaime y el sin Rafael.
(Un homenaje sencillo para los pintores y poetas del valle, ay hombre)