jueves, septiembre 04, 2014

Pablo Ramos - La ley de la ferocidad



Camino por Dorrego hasta el costado del cementerio de la Chacarita. Paredón y después, paredón. Putas de cinco pesos, travestis de los que me ofrecen una chupada contra un árbol o adentro, en alguna de las tumbas. Ellos tienen el acceso libre, se le sacuden a los cuidadores y los dejan pasar para que laburen entre los muertos. Nadie te puede joder ahí, debe ser el único lugar donde nadie te puede joder. Sonisa en la cara. Soy gentil con las putas y con los travestis. Casas a los costados. Un Mercedes me interrumpe el paso al salir del garage de su casa. La que acompaña al que maneja me miras un instante con desolación. Como voy caminando soy negro. Y si soy negro soy chorro. Estos barrios fueron obreros pero ahora están de moda. Viven turistas, políticos artistas, la crema de la crema. Musiquitos que vienen a estudiar desde el interior y que odian a sus padres gendarmes excepto a la hora de contar los billetes que reciben por el alquiler de las picanas. Bailarines de tango que empezaron de grandes, gente de teatro vocacional, poetas que titulan sus libros de edición de autor como “Poemario I”, “Poemario II”, Poemario la concha de tu madre. Como si hubieran llegado del futuro y escribieran copiando desde los cuarenta y siete tomos de sus obras completas.

(De La ley de la ferocidad. Alfaguara. Buenos Aires 2007)

miércoles, septiembre 03, 2014

Werner Herzog



Santa María de Neiva - Río Cenepa 5/ 7/ 79

(...)

Subida por el Marañón. Antes de la confluencia con el Cenepa hay un pongo muy bello que atraviesa la última cadena montañosa. Cuando llegamos a Orellana, los jóvenes jugaban al fútbol, y con ellos el maestro. El lugar vuelve hoy a tener su nombre indio, Wawaim. Evidentemente, por aquí corren rumores de que planeamos abrir un canal que vaya del río Cenepa al Marañón y que, por lo tanto, los campos se secarán. Un joven de aspecto inteligente y pelo largo me ha preguntado si las películas, o más bien el hecho de ser filmado, puede hacer daño, si puede destruir una persona. En mi corazón la respuesta ha sido que sí, pero le he dicho que no. 

(Conquista de lo inútil. Blackie books. España. 2012)

jueves, julio 10, 2014

Blue Bird


hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea. (...)

(Bukowski me ayuda hoy con las palabras)  

martes, julio 08, 2014

Efraín


Tengo cerca de 100 páginas de material en bruto para el perfil sobre Efraín Jara Idrovo, una locura. Una locura bella. Y en medio de este resfrío pendejo trato de no bloquearme. Me gustaría contarles —con un tecito de jazmín en mano— todas las historias que escuché de boca del Poeta. Pero no se puede (por espacio, por tiempo, por logística). Así que por ahora seguiré escribiendo, editando, moldeando cada frase para que pronto puedan leer, al menos, buena parte de su magia.

Cada perfil es una aventura, y esta, en particular, me acompañará toda la vida.

lunes, julio 07, 2014

domingo, julio 06, 2014

Chantal Maillard



"Los niños buscan piedras entre las piedras. Eligen. Una abeja se posa entre los restos de mi cena. Elige. Yo sólo cojo el bolígrafo y escribo, sin elegir. La soledad es un sello que llevo estampado en la boca".

viernes, julio 04, 2014

Apuntes sobre el tiempo



Te queda todo por aprender, todo lo que no se aprende: la soledad, la indiferencia, la paciencia, el silencio. Debes desacostumbrarte de todo.
Georges Perec

(3 de julio de 2014)

Mañana cumpliré 29. Entraré por esa puerta invisible con un par de falencias menos (más liviana, que ya es bastante) y con 4 o 5 certezas (las suficientes para seguir caminando, construyendo y construyéndome). Mañana seré más vieja, y sólo quienes juegan a dibujar la forma del vértigo en todo lo que hacen se acercarán un poco más a mis ideas, al porqué de todo esto que me habita desde hace miles de años.


***
Sol y lluvia al mismo tiempo; debajo de ellos, camino. Dos pájaros vuelan juntos: saltan, giran, dan piruetas. Decido seguirlos hasta que —curiosamente— llegan a la puerta de mi edificio. Son estos los regalos que me interesan. ¿Quién se acuerda tan temprano de mí?

***
Mijail propone que escuchemos The Doors sin saber que un día como hoy, hace 43 años, murió Jim Morrison; por eso encuentro maravillosa la coincidencia. Suena ‘Riders on the storm’ mientras el cielo de Quito se desata. Mi manera de homenajear a mis muertos es escuchándolos o leyéndolos; en el caso de Morrison son ambas. Abro el poemario Señores y nuevas criaturas, una edición pequeñita que reúne poemas que Morrison escribió entre 1968 y 1969, y que el poeta Uberto Stabile me regaló hace cinco años, en Punta Umbría, al sur de España. Entre los subrayados encuentro frases como esta: “Llegará tal vez un tiempo en que asistiremos a un teatro meteorológico para recordar la sensación de la lluvia”. La sentencia es escalofriante (y no muy lejana, según los tiempos que vivimos). Sin embargo, al leerla, ya no provoca en mí esa sensación devastadora. Creo, por el contrario, que presenciaré la última lluvia de la faz de la tierra, algún día, bajo cualquier forma; asistiendo a su sonido con la misma devoción que el primer hombre.



***
“El Sombrero empezó a beber lentamente. Dijo, chupándose un pulgar y dirigiéndose a Miguel:
— Mi reloj marca las once treinta. ¿Qué hora tienes tú?
— Estás mal —dijo Miguel—  Son recién las once.
El Sombrerero miró su reloj y palideció:
— ¡Catástrofe! ¡Yo también tengo las once! ¿De la mañana o de la noche? Los relojes enloquecieron... Están marcando el tiempo hacia atrás... ¿Será una falla tecnológica o... en vez de envejecer estamos rejuveneciendo?"


(Lewis Carroll. Alicia en el país de las maravillas. 1865)

***

(4 de julio de 2014)

Hace exactamente un año desperté con el profundo deseo de hacer un voto de silencio. Mijail y yo nos encontrábamos en Mechuque, una de las Islas Chauque, al sur de Chile.
Apartada, embrujada y maravillosa, Mechuque fue un lugar clave en nuestra travesía. Era invierno y el pueblo quedaba —caminando— a casi una hora del lugar en el  que nos alojábamos: una casita de madera entre la frondosa vegetación y el agua. La propietaria era la abuela de M., pero tanto ella como el resto de la familia no volverían hasta verano.
Era invierno, insisto, y nos decían que no era época de viaje, pero ni el tiempo ni el clima nos detuvo. No teníamos luz eléctrica y nos alimentábamos únicamente con las previsiones que su abuela había dejado al interior de baúles y alacenas. No teníamos reloj ni teléfonos (seguimos sin tenerlos), por lo que básicamente nos guiábamos por la luz del sol, las sombras y, al caer la noche, los astros.
El día de mi cumpleaños bebimos chicha de manzana y por la noche Mijail preparó una pizza con los ingredientes que encontró en las bolsas etiquetadas, la horneó encima de la chimenea. El remate: un concierto íntimo y la lectura de Tierra de los Hombres de Antoine de Sanit-Exúpery. Eramos felices a nuestra manera. Incluso nos dimos el lujo de crear un Laboratorio Alquímico cuyos registros, por ahora, reservo. No obstante, deseaba mucho —aquel día— avanzar hasta Quicaví, tierra de brujos y epicentro de la mitología chilota. No se pudo: un árbol cayó esa mañana tras una fuerte lluvia y no habían lanchas que partieran a ningún sitio.
Ni mi voto de silencio ni ese pequeño viaje fueron posibles, pero sólo hasta hoy entiendo que fue mejor así. Aquella noche estuve lejos de todos, excepto del hombre que esta mañana vuelve a escoltar mi sueño, desde el suyo.
En efecto: Mijail es parte de esas cuatro o cinco certezas con las que ahora cuento.

(5 de julio de 2014)

En estos días que he tenido tiempo para volver a mí (y a las cosas que hacen parte de mi universo más íntimo) he descubierto una serie de nombres, libros y pistas sin otro motivo más que el placer; lo cual significa un logro, o mejor aún: un regalo personal, porque si bien ese era el orden natural de mi vida, ahora —debido al limitado tiempo en el periódico—, ese orden ha sido alterado, provocando a su vez otro orden (uno conscientemente circunstancial). Nada como el placer se escribir sobre algo que nadie me ha pedido. Por eso decidí hacer un alto para dedicarle mi fin de semana —única y exclusivamente— al ocio creativo; para mí: otro tipo de silencio.

(6 de julio de 2014)

Por la tarde nos juntamos con mis padres y mi hermana. Mientras ellos hablan, yo regreso de su mano a la infancia. Abro algunos álbumes de fotos y observo, con alegría, que el tiempo no ha borrado mi mirada inicial: sigo viendo la raíz de los pájaros.

***

(Bonus track atemporal)

Cuando digo no conozco
digo en el fondo no recuerdo
la sorpresa es el choque entre el gen y la historia
reclamo mi individualidad a través del espejo
pero bajo mi piel sigue latiendo el miedo de todos

Qué misterio es este que encierra mi cuerpo
pedazo de mundo, caverna del primer hombre
mi verdad es la repetición de un sinnúmero de errores
remolino entre tanta mole de sangre y huesos

Muevo palabras como si fuesen ladrillos
no para levantar muros sino para derribarlos

Benditos los que intentamos construir un lenguaje sin límites
los que de antemano sabemos que nunca podremos
benditos los que a pesar de ello seguimos insistiendo
en la noble labor de traducir el infinito
bendito el infinito manifestado en el canto de las aves nocturnas
y en los insondables lugares que no han sido descubiertos
bendita la soledad de Robert Walser
y bendito sobre todo el milagro de la resurrección
por el que mis muertos bailan sobre estos versos

Qué misterio es este que esconde mi mente
pedazo de mundo, caverna del primer hombre
la justicia como todo es cuestión de tiempo
por eso ahora sufro los estragos de la conciencia
reclamo mi individualidad a través de un espejo
pero lo cierto es que no soy Nadie
en el universo de lo imprescindible

Quisiera despertar de este poema
aparecer en la inmensidad del primer día
en la primera mañana de la historia
señalar el sol sin saber su nombre
mirarlo de frente hasta quedarme ciega

Estoy ciega
mi imaginación es infinita
corro bajo un círculo de fuego
arden mis pupilas
duele la belleza
este es el origen

ahora lo recuerdo.


(publicado originalmente en el Vagón 204, Revista Cartón Piedra. Diario El Telégrafo)

jueves, julio 03, 2014

Georges Perec - Récits d’Ellis Island



Lo que yo, Georges Perec, vine a interrogar aquí es el vagabundeo, la dispersión, la diáspora.
Ellis Island es para mí el lugar mismo del exilio, vale decir el lugar de la ausencia de lugar, el no-lugar, el ninguna parte.
es en ese sentido que estas imágenes me conciernen, me fascinan, me implican,
como si la búsqueda de mi identidad
pasara por la apropiación de este lugar-vertedero
donde funcionarios abrumados bautizaban a los americanos con pala.
lo que para mí se encuentra aquí
no son para nada las referencias, las raíces o los rastros,
Sino lo contrario: algo informe, en el límite de lo decible,
algo que puedo llamar clausura, o escisión, o corte,
y que está para mí muy íntima y confusamente
ligado al hecho mismo de ser judío.

(…) En alguna parte, soy “diferente”, pero no diferente de los otros, diferente de los ‘míos’: no hablo la lengua que hablaron mis padres, no comparto ninguno de los recuerdos que ellos pudieron tener, algo que era de ellos, que hacía que ellos fueron ellos, su historia, su cultura, su esperanza, no me fue transmitida.
No tengo la sensación de haber olvidado,
sino de no haber podido aprender nunca.



miércoles, julio 02, 2014

La poesía como trinchera


Gracias a Gabriela Toro por esta nota aparecida en el diario El Comercio (sección El Murcielagario) en la que —a pesar de haber estado ojerosa y molida tras el viaje a Cuenca— logró sacarme un par de sonrisas, reflexiones y la lectura de algunos poemas (tres de ellos inéditos). La entrevista la realizamos en la cantina de Don Carlitos, en el Centro de Quito. 


Carla Badillo Coronado, la poesía como trinchera

Redacción Cultura / 26 de junio de 2014

El tiempo, el viaje y la música son tres de las obsesiones de Carla Badillo Coronado. Su voz, nítida, acompasada y alta, es acompañada por Fatalidad de Julio Jaramillo. Una rockola Wurlitzer de más de 50 años retumba en El Tropical, una cantina tradicional del centro de Quito, donde el paso del relojero solo es palpable por las canciones y las palabras intercambiadas. Afuera, autos, buses y personas atraviesan las calles en las horas más tensas de la ciudad. Cuando tenía ocho o nueve años, no lo recuerda bien, la madre de Carla encontró en su primer diario, tras desempacar de una mudanza, canciones que su pequeña hija había escrito. Desde aquellos momentos el sonido y el silencio la acompañan, aunque la poesía sea siempre su territorio de partida.

(audio 1. Los gorriones que escucha la abuela)

Su poemario 'Partituras Incompletas (apuntes de música y otras obsesiones)' está compuesto en seis movimientos, a manera de una sinfonía hecha para oídos y ojos atentos que advierten en el tiempo, los sonidos, el amor que muta, el ritmo, la muerte y el silencio, una voluntad poderosa y su necesidad de ser por el simple goce de vivir pese al dolor. 

(audio 2. Sin Nombre –dedicado a su abuelo Carlos)

La Wurlitzer empuja en su interior acetatos de un repertorio bohemio que esconde con sigilo versos delicados, dulces y desgarradores. Daniel Santos toma el relevo a la rockola y canta su obsesión a una mujer: “amor es el pan de la vida/amor es la copa divina/amor es un algo sin nombre...”. Carla, en sus Partituras Incompletas, lo llama a ese sentimiento y dice: “El amor es justamente eso, pienso: lanzarse decidido -con todo el riesgo que implica- al campo de batallas”. Y es en el juego, la aventura y la búsqueda de la sorpresa donde Carla Badillo Coronado apuesta sus mejores cartas. Viajera y lectora consumada, va a contrarreloj provocando sentidos que transgreden lo rutinario, aquello que ella llama “las ficciones impuestas”, eso que tanto expone a cada persona frente a su condición de mortal hasta reducirla a un número estadístico de algún comportamiento social por clasificar. Carla no teme a las aplastantes obligaciones de la cotidianidad, de ellas también se nutre para crear palabras con ritmos que invadan las certezas.

(audio 3. Canto 2)

En el ejercicio de la escritura, Carla se ve como a una enemiga; rebusca entre sus líneas los errores o deslices, no se tolera muchas licencias y, si fuese necesario, deja reposar el texto hasta que se encuentre lista para saltar a otro ruedo. 

(audio 4. Fortune Cookie)

Si el tiempo es inaprensible y se va como agua entre las manos ¿para qué viajar? “Es necesario salir para constatar que quiero volver... y no volver a un lugar en sí, sino volver a mí”. De un viaje nadie sale ileso, dice Carla, ni tampoco de la escritura o la lectura. Las construcciones del lenguaje no son perversas pero sí edificaciones peligrosas con las que juega ella hasta en la traducción, “otra manera de profanar” dice Carla sonriendo. Su poesía, tan presente que se desborda en su condición temporal, tiene voz propia y no se ancla en los géneros -ni literarios ni del cuerpo-, pues no siente que escribe una mujer sino un andrógino habitado por multitud de seres. ¿Detenerse?, ¿aburrirse? Carla Badillo Coronado no se da tiempo para aquello, el vitalismo es parte de su vida, al fin y al cabo “... la idea es que el viaje nunca termina”.


(entrevista completa y audios: aquí)


lunes, junio 16, 2014

Charles Bukowski



"Algunas veces si un hombre no tiene fe en lo que está haciendo, puede hacer una tarea mucho más interesante desde el momento en que su mente no está ciegamente absorbida por la causa a la que sirve".

domingo, junio 08, 2014

Mijaíl Bulgákov (de la relatividad de los papeles)



"Dígame, ¿es que para convencerse de que Dostoievski es un escritor, es necesario pedirle su carnet? Coja cinco páginas cualquiera de alguna de sus novelas y se convencerá sin necesidad de carnet de que es escritor. ¡Y me sospecho que nunca tuvo carnet!"

(El maestro y Margarita.1957)  

lunes, junio 02, 2014

Antonio Porchia



Pueden en mí, más que todos los infinitos, mis tres o cuatro costumbres inocentes.

(De Voces. Antonio Porchia)

domingo, junio 01, 2014

Aviso a algún lector despistado

En el fondo, creo que todo lo demás fueron legítimas excusas: el tiempo, la falta de internet en casa, lo reventada que llegaba a casa luego del periódico. Pero lo cierto es que si dejé de actualizar este blog fue porque muchos cambios se dieron en mi vida. O quizá sólo uno, pero trascendental. Tenía miedo de tener que unir cosas, nuevas rutas, nuevos diarios, nuevos rostros, y que aquello tuviese coherencia con lo que quedaba detrás. Ha corrido mucha agua bajo el puente. No quería, sobre todo, herir a nadie. Pero tampoco tenía fuerzas ni ganas de explicar. Al fin y al cabo, este camino me lo he labrado yo, y ahora son múltiples las voces que me habitan. Sigo habitando ese caos armónico de mi mente, pero he crecido mucho. Lo sé porque mi visión frente a la vida sigue siendo la misma, pero mi proceder, en muchos aspectos, es distinto. Ahora analizo mejor mis emociones, sobre todo porque he estado al borde de varios abismos, y la mirada sobre los seres y las cosas no podría ser la misma. Sigo reinventado la realidad. Amo y soy amada. Con eso y un puñado de barro, como decía un viejo amigo, por hoy me basta. 


(creo que va siendo tiempo de volver a este ring, con la cabeza en alto)

martes, mayo 20, 2014

Juan Forn



-¿Qué lugar sientes que ocupa tu obra en el panorama literario?

-Parte del combustible para escribir es la inseguridad. Es necesaria, pero debes ponerla en lo que escribes y no en vos como persona. Eso de "¿soy buen escritor o no soy buen escritor?", a mí ya se me pasó. Yo sé básicamente qué clase de escritor soy. En realidad, siempre me han gustado escritores levemente laterales. Me gusta Giorgio Bassani, en Italia; Joseph Roth, en Austria; Danilo Kis, en Yugoslavia. Me gustan tipos que son maravillosos y a lo mejor no son centrales. Si puedo aspirar a pertenecer a ese club en algún momento, bienvenido sea. Yo lo único que noto es que lo que escribo le sirve a alguna gente. La literatura es una entelequia tan rara dentro de tu cabeza, que sentir que produce algún efecto afuera es un alivio mágico. Darle un buen viernes a personas que no conoces, haciendo lo que más te gusta, qué mejor. ¿Que me publique Herralde? ¿Que me lleven al Hay Festival? Da igual.

(entrevista completa aquí)


martes, abril 29, 2014

Crónicas y ensayos - Gastón Baquero



El espacio está lleno de seres trasparentes. El hombre no ve sino lo que ha descendido de la luz, a la sombra de los cuerpos; pero los intracuerpos, los halos, las extensiones luminosas de la materia, no las ve. Esa población nevada trémula, perteneciente al lado inmaterial de la realidad, al lado irreal de lo material, es el reino por donde vaga y trabaja el poeta. Que nadie le mire como a ser extraño a la ponderable, enraizada, realísima corporeidad del mundo; que nadie le mire como a ser transido en el desapego de lo cotidiano. El poeta, al revés de lo que se acostumbra a pensar, es el más práctico y el más utilitario de los seres: nadie como él extrae de la realidad tantas especies, tantas riquezas y rostros.

jueves, febrero 27, 2014

Apuntes en fa menor


Sigue sonando Bach, rodando Bach, brillando Bach como esa luz púrpura que emana del árbol que cuido cada noche. Estoy dirigiendo una orquesta anónima y silente. La batuta es una llave que tiene la potestad de abrirlo todo. ¿Qué pensaría el maestro si me viese a esta hora dando vueltas sobre el ring de sus partituras? -No sé tocar, le digo. "No sepas", responde. "Sólo siente". Veo salir alcaloide de mis manos. Música líquida. Me entrego a la música. Hay acordes que parecen luces fatuas y que me dejan ciega de tanta belleza. Voy a escribir una novela musical disfrazada de poema. Comenzará así: "Benditos los insomnes, porque de ellos heredé la locura." (¿En qué sueña mi abuela con los ojos abiertos? ¿A qué techo le habla mi madre?). Entonces me callo y comienza por dentro la orquesta. Ven. Coloca tu oreja sobre cada uno de mis órganos. Escucha. Son instrumentos. "No dejes de escribir, me dicen. No dejes de buscar el silencio". Entonces me callo y en seguida estalla la orquesta. Sigue sonando Bach, rodando Bach, brillando Bach en este poema que no existe, pero que alguien -en su sagrado insomnio- escucha.

  

Antonio Porchia



Porque saben el nombre de lo que busco ¡creen que saben lo que busco!

domingo, febrero 23, 2014

Bob Mazzer - London Underground


(1980)

Cuentos - Pío Baroja


Ernestine von Kirchsberg. Casa con jardín, 1924.  

Al pasar en el tren o en el coche por las provincias del Norte, ¡no habéis visto casas solitarias que, sin saber por qué, os daban envidia? Parece que allá dentro se debe de vivir bien, se adivina una existencia dulce y apacible; las ventanas, con cortinas, hablan de interiores casi monásticos, de grandes habitaciones amuebladas con arcas y cómodas de nogal, de inmensas camas de madera; de una existencia tranquila, sosegada, cuyas horas pasan lentas, medidas por el viejo reloj de alta caja, que lanza en la noche su sonoro tic-tac.

(Cuentos. Pío Baroja (1872-1956)

jueves, febrero 13, 2014

Gay Talese, ese periodista en contra de la inmediatez



Ojalá mis jefes en el periódico entendieran estas palabras (sobre todo cuando quieren una crónica muy bien hecha en uno o dos días). Si se trata de Gay Talese, a lo mejor le prestan más atención.

***

Es posible ser periodista e informarse sin utilizar Twitter o Facebook y no tener correo electrónico, aunque eso es un lujo que solo se puede permitir un reportero que no vive bajo la dictadura del modelo informativo que prima en el siglo XXI: producir mucho y muy deprisa. Mientras las nuevas generaciones de periodistas entran en un mundo laboral en el que para llegar a fin de mes tienen que firmar toneladas de noticias a 20 euros, el veterano Gay Talese aún tiene la suerte de cobrar, y mucho, por dedicar tres meses y siete páginas a un reportaje en la revista The New Yorker sobre Marina Poplavskaya, una soprano con cero interés para el nuevo dios mediático: las redes sociales. Y el tiempo y el mimo que invierte Talese en su trabajo se notan, ya que algunas de sus piezas, como la titulada Sinatra está resfriado, publicada en la revista Esquire en los años sesenta, figuran entre las mejores de la historia del periodismo.

El hombre definido por Tom Wolfe como el padre del Nuevo Periodismo también tuvo la osadía de irse de The New York Times porque no le dejaba espacio suficiente para desarrollar temas con la profundidad que él buscaba. Sí se lo permitieron revistas como Esquire y The New Yorker y después diversos libros. Pero pese a sus muchos éxitos profesionales, oficializados recientemente con el Premio Norman Mailer de Periodismo, Talese, de 80 años, también ha fracasado. “Nadie vive instalado en el triunfo. Incluso si te dan un oscar pasarás por un mal momento antes o después. Y esos momentos son los que a mí me interesan. Las historias de perdedores son más interesantes que las de ganadores, aunque sean menos comerciales. Por eso escribí Vida de un escritor”.

fragmento tomado de una entrevista en Diario El País


Gong - Prostitute Poem


Esta canción me la descubrió Mijail el otro día. Cuando escuché la letra fue, de alguna forma, como escuchar los ecos que habitan en mi cabeza.

It is night
It's not night
I'm happy
I'm not happy
I'm sad
I'm not sad
It's early
It's late
Je marche
Je marche pas

Bonsoir monsieur
Tu viens avec moi?
Tu viens mon cheri?
Oui monsieur, viens
Tu es pret?
Viens...

Ca m'est egal
What do you want me to do?
Je veux - je veux pas
I touch you - et c'est dur monsieur
It's not like that
I'll show you..
Show you love... love...
Let me sink...
Ohhh...

Je dois manger - n'importe quoi
I break off the corner of your mind and eat it
I'm eating your mind
I'm eating your body
Viens ici ici
Come I want your body
Viens, viens faire l'amour
Faire l'amour
Faire l'amour

Come into my arms
I kiss your lips
You die
I want your body
I do not want your body
De quoi s'agit-il?
Bonne nuit - good night
Bonjour - mornin'
It's night - it's day
It's morning
C'est ca, non?  

Gerhard Richter