jueves, enero 29, 2009

Virginia Woolf - Viajes y viajeros

Hace poco acabé de leer Viajes y Viajeros, un libro que reúne una serie de ensayos de la escritora inglesa Virginia Woolf, que van más allá del viaje. Desde Bayreuth Wagneriano, que la autora visita en 1909, a paseos, fantasías por y sobre Londres, la ciudad de quien se la considera uno de sus adalides literarios hasta curiosas incursiones por España, físicas o a través de la lectura.

Para mí fue todo un descubrimiento pues hasta entonces sólo había conocido su faceta de novelista. Con este libro pude acceder a "la otra Virginia", la ensayista y periodista cultural (este volumen incluye 31 textos de artí­culos, crónicas, reseñas y ensayos).

Prologado por la experta en el grupo de Bloomsbury, Marta Pessarrodona -quien dirige la colección mujeres viajeras- el libro incluye artículos inéditos como Vuelo sobre Londres, Atardecer en Sussex. Reflexiones a cuatro ruedas, Viajes por España (1905), Una descripción del desierto (1905), Geografía literaria (1905), El forastero en Londres (1908), Venecia (1909), etc. Y un capítulo aparte titulado "Viajeros", en la que Woolf nos habla desde los románticos Shelley, Wordsworth a los isabelinos, sin olvidar a los "excéntricos", como Lady Hester Stanhope, intrépida viajera en una época en la que a las mujeres no se les permitía ser aventureras.

Comparto un par de fragmentos que me han gustado mucho, en los que la siento más cercana con la experiencia de la autora:

"Estas cortas visitas a los campesinos en sus solitarias alquerías siempre constituyen la parte agradable de nuestras excursiones. Me gusta hablar con los ancianos, y ver los ambientes que se han creado. (...) Este es el gran encanto de los campesinos de aquí; talvez a causa de su contacto con la tierra y el agua saludables, estos instintos naturales hacia el prójimo son perfectamente francos y confiados; todo cuanto dicen y hacen lleva la marca de la sinceridad."


"La vida es tan sencilla... La vida es tan sencilla" decían las ruedas del Sud Express durante toda la noche en aquella boba o irónica forma que tienen, porque apenas si se puede imaginar un mensaje menos apropiado para la inquieta oscuridad, el repiqueteo de cadenas, las angustiadas exclamaciones de los ferroviarios y, al alba, la infelicidad del cuerpo que no ha descansado. Pero los viajeros están mucho más a merced de las frases. Transportadas desde casa, que, como un caparazón, las han endurecido, separadas, individuales, en sus expuestos cerebros se formulan vastas generalizaciones; la tensión de la rueda o de la cortina de la ventanilla que golpea con ritmo necio dichos de falsa profundidad acerca de la vida, repite para distraer fragmentos en prosa, y hace que miren con feroz melancolía el paisaje."

Virginia Woolf, Viajes y Viajeros, Plaza Janés, Barcelona, 2001.