miércoles, enero 21, 2009

De cartas, libros y niebla

(el post anterior estaba incompleto, acabo de darme cuenta de que no se publicó entero... ahora sí...)
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La sonrisa que ven en la foto se la debo a varias cartas (electrónicas y en papel) que he recibido últimamente. Es increíble como unas cuantas palabras me vuelven tan cercana a quienes las envían, definitivamente la verdadera amistad no sabe de fronteras.

Hace poco recibí dos paquetes que venían de España: uno de Mallorca y otro de Logroño. El primero correspondía al poeta Pablo G. Bao y el segundo al actor, guionista y escritor Pepe Pereza (quien lo envío conjuntamente con Joanki, otro gran ser humano y amigo en común). Los contenidos -que espero comentar pronto- los he disfrutado al máximo, al calor de mi chimenea y con una buena taza de café o una copa de vino. Me han permitido sentirlos más cerca, pues lo tangible tiene su propio encanto. No puedo quejarme, he tenido buena compañía en estos días en que la lluvia no da tregua en Kitu.

Por otro lado, he recibido buenas noticias desde San Francisco, por parte de mi querido amigo el poeta Jack Hirschmann, se trata de algunos proyectos de los que ya habíamos hablado, pero que ahora empiezan a concretarse, espero tener algo más certero para poder compartirlo pronto. Además, Jack me ha enviado un poema bellísimo que escribió para mí, titulado The Shungo, Carlajo, Arcane, el mismo que espero colgar aquí en algún momento, sobretodo cuando encuentre traductor para el mismo. Quizá se lo pida al traductor de otro gran amigo y escritor que también me ha enviado un par de poemas dedicados, se trata de Neelie Chercovski. Este hombre tiene una capacidad de emocionarme como pocos. Son tres los poemas que me ha escrito hasta hoy –todo un honor-: Carla; Carla calling from Phoenix; y Mujeres de Juárez, este último lo escribió durante la Feria del libro en Guadalajara, México.

También desde Valencia, Viktor Gómez me da noticias de que es posible que mi documental acompañe una próxima edición de una revista, dirigida por un amigo suyo de Madrid, a quien le gustó el documental sobre Jaime Guevara, su labor artística y comprometida. A mí me encanta la idea, y con Viktor como nexo me da buena espina.

También quiero agradecer a mis queridos amigos: los escritores españoles Vicente Muñoz Álvarez y Alfonso Xen Rabanal, quienes me han expresado su deseo de enviarme sus últimos libros publicados (el de Alfonso es su primer poemario). Yo estoy que salto de la alegría pues acá me resulta imposible conseguirlos. Estoy ansiosa por leerlos sólo imaginar la calidad de contenidos, la potencia de esos dos francotiradores de la palabra.

Personalmente estaba algo triste ya que por cuestión de tiempo y trajines varios, había perdido un poco el contacto habitual que mantenía con ambos, pero sabía que tanto ellos como yo andábamos metidos en nuestros proyectos, que a fin de cuentas tienen mucho en común. Con Vicente tuve la oportunidad de coincidir en el recital: Ellas. Poesía en los bares III, organizado por el Kebran, en Illescas, en el que leímos varias poetas, incluída su compañera Débora Vukusic. Con Alfonso, siendo una de las personas que más quería conocer en persona, no se pudo. Primero anduvo por Nueva Orleans cuando yo ya había cruzado el charco, y luego, en España, tampoco pudimos coordinarlo. Pero nuestro encuentro es un asunto pendiente, un ajuste de cuentas por la amistad y el respeto que nos tenemos, esa complicidad propia de la niebla. De todas formas, este tiempo de silencio ha sido necesario. Y hoy Alfonso regresa con la voz más fuerte. El silencio es necesario, claro que sí, comos se lo dije alguna vez a Vicente: Incluso el silencio lleva su propio ritmo, y es bellísimo, porque es lento, decadente...es casi un no-ritmo, pero sigue siendo movimiento. Por eso no me resisto a compartir este fragmento del correo de Alfonso, pues es un honor para mí que él haya querido tomar una cita mía e impregnarla en su Cámara de la Niebla:
La sonrisa que ven en la foto se la debo a varias cartas (electrónicas y en papel) que he recibido últimamente. Es increíble como unas cuantas palabras me vuelven tan cercana a quienes las envían, definitivamente la verdadera amistad no sabe de fronteras.

Hace poco recibí dos paquetes que venían de España: uno de Mallorca y otro de Logroño. El primero correspondía al poeta Pablo G. Bao y el segundo al actor, guionista y escritor Pepe Pereza (quien lo envío conjuntamente con Joanki, otro gran ser humano y amigo en común). Los contenidos -que espero comentar pronto- los he disfrutado al máximo, al calor de mi chimenea y con una buena taza de café o una copa de vino. Me han permitido sentirlos más cerca, pues lo tangible tiene su propio encanto. No puedo quejarme, he tenido buena compañía en estos días en que la lluvia no da tregua en Kitu.

Por otro lado, he recibido buenas noticias desde San Francisco, por parte de mi querido amigo el poeta Jack Hirschmann, se trata de algunos proyectos de los que ya habíamos hablado, pero que ahora empiezan a concretarse, espero tener algo más certero para poder compartirlo pronto. Además, Jack me ha enviado un poema bellísimo que escribió para mí, titulado The Shungo, Carlajo, Arcane, el mismo que espero colgar aquí en algún momento, sobretodo cuando encuentre traductor para el mismo. Quizá se lo pida al traductor de otro gran amigo y escritor que también me ha enviado un par de poemas dedicados, se trata de Neelie Chercovski. Este hombre tiene una capacidad de emocionarme como pocos. Son tres los poemas que me ha escrito hasta hoy –todo un honor-: Carla; Carla calling from Phoenix; y Mujeres de Juárez, este último lo escribió durante la Feria del libro en Guadalajara, México.

También desde Valencia, Viktor Gómez me da noticias de que es posible que mi documental acompañe una próxima edición de una revista, dirigida por un amigo suyo de Madrid, a quien le gustó el documental sobre Jaime Guevara, su labor artística y comprometida. A mí me encanta la idea, y con Viktor como nexo me da buena espina.

También quiero agradecer a mis queridos amigos: los escritores españoles Vicente Muñoz Álvarez y Alfonso Xen Rabanal, quienes me han expresado su deseo de enviarme sus últimos libros publicados (el de Alfonso es su primer poemario). Yo estoy que salto de la alegría pues acá me resulta imposible conseguirlos. Estoy ansiosa por leerlos sólo imaginar la calidad de contenidos, la potencia de esos dos francotiradores de la palabra.

Personalmente estaba algo triste ya que por cuestión de tiempo y trajines varios, había perdido un poco el contacto habitual que mantenía con ambos, pero sabía que tanto ellos como yo andábamos metidos en nuestros proyectos, que a fin de cuentas tienen mucho en común. Con Vicente tuve la oportunidad de coincidir en el recital: Ellas. Poesía en los bares III, organizado por el Kebran, en Illescas, en el que leímos varias poetas, incluída su compañera Débora Vukusic. Con Alfonso, siendo una de las personas que más quería conocer en persona, no se pudo. Primero anduvo por Nueva Orleans cuando yo ya había cruzado el charco, y luego, en España, tampoco pudimos coordinarlo. Pero nuestro encuentro es un asunto pendiente, un ajuste de cuentas por la amistad y el respeto que nos tenemos, esa complicidad propia de la niebla. De todas formas, este tiempo de silencio ha sido necesario. Y hoy Alfonso regresa con la voz más fuerte. El silencio es necesario, claro que sí, comos se lo dije alguna vez a Vicente: Incluso el silencio lleva su propio ritmo, y es bellísimo, porque es lento, decadente, es casi un no-ritmo, pero sigue siendo movimiento. Por eso no me resisto a compartir este fragmento del correo de Alfonso, pues es un honor para mí que él haya querido tomar una cita mía e impregnarla en su Cámara de la Niebla:

(…) Sin los silencios no existiría la música, eso que tan bien haces y comunicas e impregnas allí por donde te lleva tu deriva...

Quisiera enviarte mi novela, en la cual, antes de que la imprenta sajase las dedicatorias, figuraba tu Nombre, tu esencia, tu identidad... pues de eso trata la novela, de algo que tú entiendes muy bien y me permito citarte:

-Estás loca Carla y yo no quiero curarte, dejarías de ser tú-. Entonces volví a mi casa, entré en mi habitación, fui hacia el espejo, abrí la boca y pude ver los ángeles y las bestias que en mí habitaban. Supe entonces que era una mujer fragmentada y decidí completarme en el camino. Decidí salvarme a mi manera.


Joder... me hubiese gustado contar con esta frase para mi novela, que lo sepas... Pues eso, precisamente, es la Cámara de Niebla: un grito fragmentado ante el espejo... Acojonante, mi niña... acojonante...

Sé, Carla, que en otra vuelta de la espiral de nuestras veredas coincidiremos... No me cabe duda... De momento, si quieres, envíame una dirección postal para que la Niebla pueda encontrar a quien la va a entender...

La entenderé, mi querido Alfonso, pues tú a mí supiste entenderme desde el principio. Y eso para mí, amigo, ya es bastante.

Salud, blues y niebla, desde la mitad del mundo.