
Esa fue la primera imagen que vi la mañana del primero de enero de 2009. ¿Hay mejor manera de empezar el año que abrir los ojos y tener al frente un volcán y un lago? A pesar de que el cielo estaba nublado, el Taita Imababura (volcán que escolta el Lago San Pablo), supo darme a su manera los buenos días
. Alli punlla, alli punlla, podía escuchar desde el balcón. Entonces salí de mi cabaña, y la primera caricia que recibí este año me la regaló el viento.



Es increíble como este tipo de escenarios te pueden llenar de tanta vitalidad. Yo por mi parte disfruté y rematé bien el año. Momentos en familia y buenos amigos, y de algunas voces que pude escuchar a media noche, a la distancia (Jack, Neeli, Aggie, Mark). Cumplí todos los rituales advertidos, uvas, monigotes, quemados, panty rojo.

Además algo que pude disfrutar en grande: una
party boat, una fiesta en un botecito. Duró cuarenta minutos. Adentro todos nos pusimos disfraces y al azar nos tocó pitos y maracas, yo fui la única que obtuvo una armónica (ya saben que adoro las armónicas!!), aunque era de juguete, jaja. En adelante no paré de tocar
Baby, please don´t go. Bueno, tocar es un decir. Según yo el blues no sonaba tan mal, aunque la armónica fuese de plástico.
Carla, Jorge (papino) y Andrea (nanina)
A continuación entró un músico, tocaba el acordeón a la perfección. Disfrutamos de ese viajecito nocturno en el Lago cantando música nacional, rusa, cumbias, boleros y hasta rancheras. Qué rico!! Aunque bailamos queríamos más. Especialmente mi mamá y yo que somos las que azotamos la baldosa en casa. Dicho y hecho, ya en la cabaña grande, con orquesta en vivo, se relizó un concurso de baile. ¿Y adivinen quién participo?

A la pista pasaron parejas, entiéndase hombre y mujer, pero como mi papá -aunque sí baila-, no estaba como para concurso-, y yo estaba sola, solita, sola... nos lanzamos al ruedo my mom y yo. Nos dieron cartelito y todo. Pareja número tres. Ella no puede desmandarse pues tiene un problema en su rodilla y debe tener cuidado, pero creo que se nos olvidó todo pues nos pusieron como 7 ritmos: rock n`roll, vals, tango (ha sido de las veces que más me he reído), salsa, polka, nacional (como era lógico, en esta podíamos hacer nuestros pasos
tullpucuna) y cumbia (en esta última nos lucimos con nuestro sabor latino, y compensamos la catástrofe en el tango). Poco a poco veíamos como descalificaban a las parejas que estaban a nuestro alrededor. Finalmente quedamos tres parejas finalistas, y luego de una última ronda (agua!!!), ¡¡ganamos!!.

Ayayay, valió la pena. La cara de felicidad no nos la quita nadie. Además, las barras que hacía nuestra familia y amigos era la mejor. Gracias a ellos!! Ahora sí, a volver a la ciudad....y a seguir. Salud!