(fragmento)
El corazón de mi madre se rompió a menudo, y buena parte de este tomo es la elaboración de la pérdida amorosa. En cierto sentido, ello implica que se tenga una impresión falsa de su vida, pues propendía a escribir mucho más cuando lo era amargamente, y menos cuando se encontraba bien. Pero aunque las proporciones no sean las justas me parece que su infelicidad en el amor fue tan suya como el sentimiento de realización suya que derivaba de su escritura, y la pasión que aportaba, sobre todo cuando no estaba escribiendo algo, a su vida de estudiante perpetua, como una suerte de lectora ideal de la gran literatura, de crítica ideal del gran arte, de espectadora ideal del gran teatro, el cine y la música. Y así, fiel así misma, es decir, a su vida tal como la vivió, los diarios van de la pérdida a la erudición y de nuevo a la inversa. Que esa no haya sido la vida que yo hubiera deseado para ella es irrelevante.
(De 'La conciencia uncida a la carne. Diarios de madurez, 1964-1980' Ed. Random House. Barcelona, 2012)