Born to be wild (pirómana self-portrait)
H.Boheme, SF, 2010
El 4 de marzo de 1977, a los 25 años de edad, Andrés Caicedo se mató. El joven escritor colombiano -y cinéfilo empedernido- ingirió intencionalmente 60 pastillas de secobarbital, el mismo día en que le llegó un ejemplar de su libro editado ¡Que viva la música!. Caicedo, al fin y al cabo, fue consecuente con su idea de que "vivir más de 25 años era una insensatez". "Se mató porque vio demasiado", dijo alguna vez Alberto Fuguet.
Hoy, 4 de julio de 2010, soy yo la que ajusta el cuarto de siglo. Y, sensata o no, me ratifico plenamente en esta aventura a la que llaman vivir. Un camino que definitivamente será el más largo de todos, y por el que queda mucho por descubrir. Sobran razones para sonreir y brindar. Estoy viva, enciendo la mecha para jugar con fuego. He visto mucho, pero nunca demasiado. So we keep on the road!
Hoy, 4 de julio de 2010, soy yo la que ajusta el cuarto de siglo. Y, sensata o no, me ratifico plenamente en esta aventura a la que llaman vivir. Un camino que definitivamente será el más largo de todos, y por el que queda mucho por descubrir. Sobran razones para sonreir y brindar. Estoy viva, enciendo la mecha para jugar con fuego. He visto mucho, pero nunca demasiado. So we keep on the road!