
Queridos amigos:
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Lo que ustedes han tratado como mis obras eran sólo los deshechos de mí mismo, esos arañazos del alma que el hombre común no acoge.
Que desde entonces mi mal haya retrocedido o avanzado, no es donde está para mí la cuestión, sino en el dolor y la sideración persistente de mi espíritu.
Ahora estoy de regreso en M., donde he recuperado la sensación de embotamiento y de vértigo, esa necesidad impostergable y alocada de dormir, esa pérdida repentina de mis fuerzas con un sentimiento de enorme dolor de embrutecimiento instantáneo.
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Antonin Artaud, fragmento tomado de El Pesa-Nervios.