Fukiko Aoki: Me mortifica preguntarle, pero, ¿piensa a veces en la muerte?
Norman Mailer: ¿En mi muerte?
FA: Sí.
NM: Por supuesto. Pero no tanto como cuando era joven.
FA: ¿Qué pensaba de eso cuando era joven?
NM: Bueno, en algún momento —no cuando era chico, quizá tendría ya 35 años, los años en que fumaba mucha marihuana— llegué a decidir que sin duda había un más allá y era emocionante y estaba lleno de aventuras y peligros y era difícil como la propia vida, y quizá más todavía. Creo que uno de los motivos de haber escrito el libro Noche de la Antigüedad, sobre Egipto, fue porque los egipcios creían tanto en el más allá, donde se tenía buen éxito o se fracasaba. Si fracasabas, morías de veras y si tenías buen éxito, pasabas al cielo y vivías para siempre. Bueno, yo no creo en nada de eso, sino en que estamos aquí como parte de una cadena continua del ser, por así decir, de modo que a partir de cómo vives una vida, ingresas en otra, y que lo mejor que te puede pasar es volver a nacer. Tengo una forma simple de pensar porque pienso que Dios, ella o él, se está esforzando y quizá obtenga buenos o malos resultados, porque también pienso que hay un diablo en los asuntos humanos. De modo que se trata de un pensamiento muy sencillo que me permite el beneficio intelectual de reconocer que la lástima por uno mismo es la peor enfermedad física. No hay nada peor que la lástima por uno mismo, porque corroe y envenena todo lo demás. Pero si uno consigue reducir esa lástima a niveles muy manejables, entonces te concede cierta ecuanimidad. Además tengo nueve hijos, y por lo tanto mucho que disfrutar.
FA: ¿No tiene miedo?
NM: Creo que no. Tengo curiosidad. Tengo mucha curiosidad de saber si mi idea de la muerte tiene algo de real [risas].
Tomado de Letras Libres, Edición México. 2000