lunes, noviembre 09, 2015

Leonardo Sanhueza sobre la poesía de Pablo de Rokha


Pablo de Rokha



Nunca me canso de recomendar la lectura de Pablo de Rokha. Como Salinger o como Vonnegut, el inmenso huaso de Licantén tiene repertorio para legos, iniciados y fanáticos, pero su libro perpetuo y magistral, el que yo más quiero, es Escritura de Raimundo Contreras (1929), al punto de que no respeto como serio a ningún lector de poesía que no lo haya leído. Es un largo poema en prosa que renueva la forma de la cosmogonía, haciendo de la vida rural, agrícola, una epopeya sexual de la chilenidad en que hasta las lechugas se humedecen de pudor. Una pornografía muy previa a Tinto Brass, una sensualidad inmortal que conecta con salvaje ternura las uvas y los duraznos y las hortalizas y el sudor humano en un solo deseo: el de permanecer más allá de la muerte, quizás, parapetados en la ilusión de que el amor y la tragedia se funden en la figura rokhiana del “descubrimiento de la alegría”.


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Leonardo Sanhueza (Temuco, 1974) es un poeta, novelista y columnista chileno. Estudió geología y lenguas clásicas. Autor, entre otros, de los libros La Ley de Snell , Agua Perra y Tres bóvedas. Con este último poemario ganó, en España, el XVII Premio Internacional Unicaja de Poesía Rafael Alberti, en 2001. Ha sido editor y traductor del poeta latino Catulo, libro que se publicó bajo el nombre de Leseras (2010).


Fuente: Revista Traviesa