Amigos, acabo de recibir una llamada anunciándome que gané una Mención de Honor en el Premio Nacional de Novela Breve 'La Linares' 2015, por mi novela inédita 'Abierta sigue la noche'. Como saben, este año renuncié a muchas cosas por este sueño que fue escribir esta historia que —ahora lo confieso— ni siquiera sé si es una novela, al menos no en estricto rigor. Nunca me importó, pues es ante todo un experimento libre, totalmente fragmentario, y en el que me di el lujo de no regirme a ninguna regla más que a lo que mi mente y las circustancias me dictaban. Sepan ustedes que este libro lo escribí en el mismísimo infierno, lo gocé y lo padecí hasta los huesos, me puso a prueba en muchos sentidos, incluso desde los mecanismos (a mitad del camino se dañó mi máquina y tuve que escribir buena parte a mano y con una salud que no me daba tregua) pero sobre todo fue un proceso en el que conocí rincones de mi mente que no sabía que existían. Y, desde luego, muchísimo rigor, disciplina y obsesión.
Por
otro lado, estoy muy contenta porque el primer lugar se lo lleva mi querida
amiga, a quien respeto mucho, la escritora y editora de Doblerostro, Sandra Araya, y hago un
salú por ella en la distancia. A ella le sigue esta poeta que por primera vez
se lanza al ring de la ficción, con la desfachatez de quien nunca había ni
siquiera coqueteado con el género. Y hay dos menciones más que confirman
la buena compañía de esta tropa: Ernesto Carrión y Fernando Tinajero. Así que
bueno, hoy, a las 18:00, en la Casa de la Cultura Ecuatoriana se hará el
anuncio oficial del veredicto.
Estoy
viviendo días de profunda transformación, hace poco tomé un par de decisiones
radicales, nada fáciles, que cambian por completo panoramas que me había
trazado con amor y convicción. Pero siento que estoy haciendo lo correcto, y,
como todo cambio, no me resulta fácil, así que este guiño en el camino, no es
nada más que una palmadita que alienta a seguir y a saber que en mis letras hay
un animal vivo, que respira y se mueve, y, sobre todo, que puede llegar a
trastocar, a transformar algo en la mente de quien lo lea.
¡Salú!
¡Salú!