No sé si volveré a escribir,
tan lejos me queda el poema de ayer,
adió s al que escribió esos versos,
al clásico que fui,
hoy le saco punta a un lápiz,
este es mi clasicismo,
dejar el lápiz listo con su punta,
la lengua lista con su lápiz,
todo en la punta de la lengua,
la vida lista pero no vivida,
como una caja nueva con sus lápices
de inigualables puntas,
obras de un genio afilador.
Misterio de la infancia y de la vida:
¿quién le sacaba pinta a esos lápices?,
¿quién, dónde, cómo vive
quien saca punta a los lápices de otros,
el que sin escribir lo sabe todo,,
que saca las virutas del camino,
que afila sin decir una palabra
y no se embarca en ningún ritmo?
¿Dónde el poeta que no escribe,
desde la punta que se niega a ser usada,
dónde la lengua aun guardada en una caja?