En el Beat Museum. Arriba la clasica foto de Kerouac, Ginsberg y Burroughs cuando jovenes. En la pared una pintura de mi querida Aggie y sobre el mueble el poemario de Jack Hirschman.
Jack Hirschman me aconseja que cuando llegue al museo beat pregunte por Jerry, el dueño del lugar, y que le diga que soy amiga de la casa pues así me dejara entrar gratis. No hace falta. Apenas entro nos reconocemos. Es el mismo Jerry que Sherry me presento el otro día en Caffe Trieste. En la pared fotografías de Ginsberg, Neal Cassady a carboncillo, una pintura de Aggie en la pared, libros de Jack en el estante, un poster de Ferlinghetti, poemas de Corso, Kaufman, ediciones antiguas de todos los libros de Kerouac... y eso es solo el comienzo. A la izquierda hay una vitrina con un maniqui de hombre que viste una camiseta blanca y negra, es la camiseta con la que Cassady inicio la ruta.

La sala es pequeña. Una televisión en el centro. Suficiente. Comienza la película. Me engancha. Puedo escuchar por primera vez las voces de los beat. Hay escenas jodidamente buenas. Cassady en un video casero. Kerouac en una entrevista de televisión. La foto de Ginsberg y Corso desnudos. Burroughs hablando sobre el pequeño detalle en la muerte de su esposa. Bob Dylan salta a escena. Estoy sola, apoyo mis piernas sobre el asiento de al lado. Abro mi cuaderno y anoto nuevos nombres que saltan en pantalla. Viajo, viajo adentro de esa pequeña y oscura sala. Pero regresare del viaje. Se que un segundo piso me espera.....