sábado, julio 11, 2015

Diarios - Lord Byron



Abril 10, 1814


No sé si soy más feliz cuando estoy solo; pero de lo que sí estoy seguro, es de que nunca paso mucho tiempo ni en compañía de aquella a la que amo (Dios lo sabe muy bien, y el Diablo probablemente también), sin ansiar la cercanía de mi lámpara y mi baqueteada biblioteca, que está patas arribas. Incluso por el día, despido mi carruaje más a menudo de lo que uso o abuso. Per sempio,— no me he movido de estas habitaciones durante los últimos cuatro días: pero he hecho ejercicio pugilístico (las ventanas abiertas) con Jackson una hora al día, para tonificar y reafirmar la parte etérea que hay en mí. Cuanto más violenta es la fatiga, mejor humor tengo para el resto del día; y luego, las tardes tienen esa serena y vacua languidez que tanto me deleita. Hoy he boxeado durante una hora —he escrito una oda a Napoleón Bonaparte—la he copiado—he comido seis bizcochos —he bebido cuatro botellas de soda—he leído el resto del tiempo— además de darle al pobre ** una miríada de consejos sobre esa amiguita suya, que a fuerza de tormentos le está llevando a un atrofiador e insoportable hastío. Menudo tipo soy yo para sermonear sobre la «secta». No importa, todos mis consejos son desatendidos. 

(Ed. Alamut. Madrid, 2008)