(11 de agosto de 1912)
Nada, nada. Cuánto tiempo está quitándome la publicación del librito y cuánta dañosa infatuación ridícula surge al leer viejas cosas con vistas a su publicación. Eso es lo único que me retrae de escribir. Y, sin embargo, en realidad no he logrado nada, la mejor prueba de ello es esta perturbación. En todo caso, ahora, tras la publicación del libro, habré de abstenerme mucho más de revistas y críticas, si no quiero contentarme con hundir solo las puntas de los dedos en lo verdadero. ¡Qué torpe me he vuelto en mis movimientos! Antes me bastaba con decir una palabra opuesta a la dirección del momento para volar enseguida al otro lado, ahora me limito a contemplarme y continúo siendo como soy.
(Ed. Debolsillo. Barcelona, 2014)