En la soledad de la noche,
cuando
más oscuro pasa el tiempo,
los
hombres ya han salido.
Hierros
forjados desde las quimeras,
los
trenes emprenden viajes hacia la nada,
y
los hombres se fueron en ellos,
simplemente
ya no están.
A
lo lejos, tierra calcinada
que
la lluvia oculta y el sol abandona;
y
en los andenes, ráfagas de viento
rasgando
con crueldad el vacío
de
los malos adioses.
(De Los malos adioses - Iñaki Abad)