Uno
de los rasgos más singulares de mi carácter es, sin duda, la extraña superstición
que me lleva a descubrir un presagio en cada cosa y a convertir, en un día,
cientos de objetos en un oráculo. No necesito describirlo, porque en este punto
me conozco casi diría que demasiado bien. La forma de arrastrarse de un insecto
me sirve para responder a preguntas sobre mi destino. ¿No es esto extraño en un
profesor de Física? Pero, ¿no es acaso un fenómeno anclado en la naturaleza
humana y que sólo en mí ha adquirido proporciones monstruosas, superiores a las
de cualquier combinación natural, donde sí resulta beneficioso?
La
gente que nunca tiene tiempo es la que menos cosas hace.
(Aforismos)