martes, febrero 19, 2008

Pulp (fragmento)

Así que allí estaba yo, sentado, escuchando la lluvia. Si me hubiera muerto en aquel mismo instante nadie habría derramado ni una sola lágrima en todo el mundo. Tampoco es que yo lo quisiera. Pero era raro. ¿A qué grado puede llegar la soledad de un mamón? Pero el mundo estaba lleno de pedos viejos como yo. Sentados, escuchando la lluvia, preguntándose adónde se había ido todo. Uno sabe que es viejo cuando se sienta a preguntarse adónde se ha ido todo.
Bueno, no se ha ido a ninguna parte, no es que pensemos eso. Tres cuartas partes de mí estaban muertas. Encendí la tele. Había un anuncio. ¿SE ENCUENTRA SOLO? ¿DEPRIMIDO? ANÍMESE. LLAME A UNA DE NUESTRAS HERMOSAS CHICAS. ELLAS ESTÁN DESEANDO HABLAR CON UD. CÁRGUELO A SU TARJETA VISA O MASTER CARD . HABLE CON KITTY O FRANCI O BIANCA. LLAME AL 800-435-8745.
Aparecieron las chicas. Kitty era la mejor. Di un trago al escocés y marqué el nñumero.
-¿Sí? - era una voz masculina. Sonaba como mala leche.
-Kitty, por favor.
¿Tiene ud 21 años o más?
-Más- contesté.
-¿Mater o Visa?
-Visa.
-Déme su número y fecha de vencimiento. Y también su dirección, número de teléfono, número de la seguridad social y del carnet de conducir.
-Eh, ¿y cómo sé yo que no va a usar toda esa información en su propio beneficio? O sea, ¿cómo sé que no me va a joder vivo? ¿Que no va a usar esa información para obtener cosas?
-Oiga, amigo, ¿quiere hablar con Kitty?
-Creo que sí.
-Nosotros nos anunciamos por televisión. Llevamos 2 años en este negocio.
-Está bien, espere a que busque todo ese rollo en la cartera.
-Amigo, si no te gustamos, a nosotros tampoco nos gustas tú.
-¿Y de qué me va hablar Kitty?
-Le va a gustar.
-¿Cómo sabe que me va a gustar?
-Oiga, amigo...
-Vale, vale, espere un momento...
Le di la información. Hubo una pausa considerable mientras investigaban mi crédito. Después oí una voz.
-¡Hola cariño, soy Kitty!
-Hola, Kitty, me llamo Nick.
-Mmm, ¡tienes una vos tan sexy! ¡Me estoy poniendo un poco cachonda!
-¡Venga ya!, mi voz no es sexy.
-¡No te hagas el modesto!
-No, Kityy, no soy modesto...
-¿Sabes?, me siento muy cerca de ti! Me siento como si estuviera acurrucada en tu regazo, mirándote as los ojos. Yo tengo los ojos grandes y azules. Te inclinas hacia mí, ¡como si fueras a besarme!
-¡Y una mierda!, Kitty, estoy sentado aquí solo sorbiendo un whisky escocés y escuchando la lluvia.
-Escucha, Nick, tienes que usar la imaginación un poquito. Déjate ir y te sorprenderás de lo que podemos hacr juntos. ¿No te gusta mi voz? ¿No la encuentras bastante... mmm, sexy?
- Sí, bastante, aunque no demasiado. Parece como si estuvieras acatarrada. ¿Has cogido frío?
-Nick, Nick, cariño mío, ¡estoy demasiado caliente como para coger frío!
-¿Qué?
-¡He dicho que estoy demasiado caliente como para coger frío!
-Bueno, parece como si hubieras cogido frío. Quizá es que fumas demasiados cigarrillos.
-Yo sólo fumo una cosa, Nick?
-¿Qué, Kitty?
-¿No lo adivinas?
-No...
-Baja la mirada, Nick.
-Vale.
-¿Qué ves?
-La copa. El teléfono...
-¿Qué más, Nicky?
-Los zapatos...
-Nick, ¿qué es esa cosa tan grande que está ahí empinada mientras hablas conmigo?
-¡Ah, esto!¡Es mi barriga!
-Sigue hablando conmigo, Nick. Sigue escuchando mi voz, piensa que estoy ahí , en tu regazo, tengo el vestido un poco levantado, se me ven las rodillas y los muslos. Tengo el pelo largo y rubio. Me cubre toda la espalda. Piensa en ello Nick, piensa en ello...
-Está bien...
-Vale, y ahora ¿qué ves?
-Lo mismo: el teléfono, mis zapatos, la copa, mi barriga...
-¡Nick, que malo eres! Tengo muchísimas ganas de ir ahí y darte un buen azote! ¡O talvez te deje que me azotes tú a mí!
-¿Qué?
Fuerte, fuerte, Nick!
-Kitty...
-¿Sí?
-¿Me disculpas un momento? Tengo que ir al cuarto de baño.
-Ay, Nick, ¡ya sé lo que vas a hacer! ¡Pero no tienes que ir al cuarto de baño para hacerlo, puedes hacerlo mientras hablas conmigo!
-No, no puedo, Kitty. Tengo que hacer pis.
-Nick- contestó ella-, ¡hemos acabado esta conversación!
Colgó.
Fui al cuarto de baño y oriné. Mientras lo hacía, aún podía escuchar la lluvia. Bueno, fue una mierda de conversación, pero al menos me había hecho olvidar al Gorrión Rojo y otros asuntos. Tiré de la cadena , me lavé las manos, me miré al espejo, me guiñé un ojo y regresé a mi escocés.

Charles Bukowski, Pulp, Traducción de Cecilia Ceriani y Txaro Santoro, Ed. Anagrama, Barcelona, 1997.