lunes, enero 28, 2008

Estructura detrás de la locura

Parece que finalmente estoy en la última fase de mi tesis de grado. No puedo negar que he disfrutado el tema y que en el camino he aprendido más de lo que pensé, aún cuando sé que puede ser muy poco. Asumí algunos retos que pude haberme evitado, y eso me da gusto, aún cuando eso implica: ratificar ciertas cosas, decepcionarme totalmente de otras, enrumbar mi pensamiento hacia nuevos campos, eliminar prejuicios y/o atrevimientos infundados frente al episteme, el bendito episteme, señores, y en más de una ocasión darme contra el piso. Enhorabuena mi director de tesis supo enseñarme lo que es la academia, y a que no me den gato por liebre, como dicen en mi tierra. No puedo negar que la investigación me atrae mucho, sobretodo porque ahora entiendo su importancia.
Pero dejando por un momento lo académico, pienso en aquello que me he visto obligada a dejar por ahora debido a la falta de tiempo, tiempo para mis incontables pendientes, y para mis placeres más importantes... entre ellos la danza.

Ya llevo varias semanas en las que no he podido asistir a los ensayos ni a las reuniones del grupo, y es lógico, siento que algo muy importante me falta. En fin, seguiré trabajando fuerte y desvelando como últimamente ya se me ha hecho costumbre (sí, ya sé que la presión me la busqué yo misma por no distribuir mejor mi tiempo desde el principio). Pero bueno, a propósito de todos estos pensamientos cruzados me acordé de un fragmento del fabuloso bailarín y coreógrafo francés Gigí Caciuleanu en el que describe de una manera tan precisa una de las tantas sensaciones que experimento cuando bailo:

“Cuántas veces bailando, en momentos en que la coreografía y su interpretación eran estrictamente estructuradas y programadas, no he sentido ganas de recurrir a la locura devastadora y hacer como si todo estallara... Y cuántas veces bailando, en momentos de plena locura, no he sentido la necesidad casi orgánica de tener la seguridad de una estructura... Locura y estructura, poesía y gramática, inconsciencia y cálculo, delirio y lucidez, una geometría del sueño o un sueño (sometido al rigor) matemático... La verdad no se encuentra entre las dos, sino en las dos... En mi danza, ni la locura ni la estructura pueden existir solas, sino que en permanente cohabitación y combate... Estructura detrás de la locura”.