lunes, octubre 12, 2015

Gonçalo M. Tavares


(Luanda, 1970)


Has hablado antes de Séneca; creo que es tu escritor predilecto.

Si tuviese que elegir el libro que más marcó, no mi literatura, sino mi vida, escogería sin duda Epístolas a Lucilo de Séneca. Autodisciplina, un cierto estoicismo, alejamiento de los ruidos del mundo, todo esto me influenció y aún hoy me marca. Pero no es fácil: vivimos entre sucesivas aproximaciones y alejamientos del mundo.

¿Qué otros escritores sientes cercanos?

Tengo cientos y cientos de influencias. Intento cada semana ganar una o dos influencias. Procuro estar atento, soy buen lector; y más allá de la literatura intento ver también lo que se está haciendo en arte contemporáneo, en teatro, en danza. Intento ver/leer las cosas buenas. Deleuze habla de un poder, de una fuerza, a la que normalmente se presta poca atención. Dice que hay dos grandes poderes: el poder de tocar e influir a otros, y esto es, claro, algo que un escritor siempre pretende (en mi caso, felizmente, está sucediendo algo muy interesante, pues hay muchos artistas, gente del teatro, de la música, de la ópera, etc. que están haciendo cosas, creando a partir de mis libros, lo que es muy agradable), y el de tener la capacidad de ser influido. Creo que eso es fundamental: tener la capacidad para recibir, estar atento, ser receptivo, absorber las cosas buenas que están ahí. Es necesario ser fuerte para influir, y es necesario ser fuerte, muy fuerte, para ser influido, para ser receptivo. En cambio, lo que encuentro peligroso y negativo es que alguien sólo esté influenciado por uno o dos autores; yo pretendo que sean miles de autores los que ejerzan su influencia sobre mí.


(Entrevista realizada por Félix Romeo para la Revista Minerva)

Para leer la entrevista completa pisar firme aquí