"(...)
Todos los poemas auténticos contribuyen al trabajo de la poesía. Y el objetivo
de este trabajo incesante es unir lo que la vida ha separado, o lo que la
violencia ha desgarrado. Generalmente, el dolor físico sólo se puede aliviar o
detener mediante la acción. Todos los demás dolores humanos, sin embargo, se
deben a una forma u otra de separación. Y aquí el alivio es menos directo. La
poesía no puede reparar niguna pérdida, pero desafía al espacio que separa. Y lo
hace con su trabajo contínuo de reunir todo lo que ha quedado
desperdigado".
John
Berger, Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos.
(M)