El amigo y escritor peruano radicado en Girona, Jorge Maruejouls, me ha dedicado un breve relato en su blog, evocando el día en que nos conocimos en las inmediaciones del Museo Metropolitano en Nueva York, allá en el verano de 2006. Yo había apenas cumplido 21 años y andaba explorando la Gran Manzana. Mucho tiempo e historias han pasado desde entonces, pero lo bello de las letras es justamente eso, la capacidad de refrescarlo todo. Gracias, Jorge.
(fragmento)
(fragmento)
Sostenía la estilográfica por la punta con lo que la tinta se apresuro a ensuciar sus dedos de manera infantil, Jorge estuvo tentado a sanear su error, pero al momento se dio cuenta que para ella no existía, la forma de coger la pluma reflejaba su manera natural de tocarlo todo, de sentirlo todo. La impune sensualidad del momento solo daba cabida al silencio y la expectación.
La había conocido hacia unos días en el Metropolitan, no recordaba exactamente quien dijo la primera palabra, de lo que si estaba seguro es que su frescura lo atrapo de al instante, tanto que no quiso que la magia se quedara atrapada en el recuerdo de un momento. Ella, le había informado que estaba en Jersey y él le prometió llamarla a su regreso de Canadá, ahora se arrepentía de haber concretado las fechas de su estadía en Montreal, su hermano ya habría hecho planes para los dos. (...)
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