jueves, marzo 20, 2008

Friedrich Hölderlin

Un día como hoy nació el poeta alemán que pensaba que al hombre se le dio el más peligroso de los bienes, la Palabra, para que creando y destruyendo, haciendo perecer y devolviendo las cosas a la sempiterna viviente, dé testimonio de lo que él es... Friedrich Hölderlin.
Poeta, novelista y dramaturgo, nació en Lauffen am Neckar, Württemberg, el 20 de marzo de 1770. En 1793 publicó sus primeros poemas con la ayuda de Friedrich von Schiller quien además fue su amigo y protector. Fue traductor de Sófocles y Píndaro y autor de una valiosa obra poética y dramática que lo convirtió en el más grande representante del romanticismo alemán. Después de sostener un romance con la esposa de un rico banquero, Susette Gontard, inspiradora de sus "Poemas a Diotima", se radicó en Hamburgo donde produjo una parte importante de su obra, de la que se destaca su novela "Hyperión" y la colección de poemas "La esperanza".
Nunca dejó de escribir a pesar de las crisis constantes debido a sus trastornos mentales. Antes que la razón pura el apelaba a la sensibilidad del poeta: “...De la pura inteligencia no brotó nunca nada inteligible, ni nada razonable de la razón pura” y también que “de la nada, por sublime que sea, nunca ha nacido nada”. Porque “el poeta es ante todo un hombre que poetiza y el barro y la miseria que arrastra su poesía, su apetencia de felicidad y sus sueños utópicos, son los que suministran su materia al hecho poético, la leña con que encender su fuego”.

Recluido en el manicomio de la Universidad de Tubinga, el doctor Autenrieth dictaminará que la locura de Hölderlin es benigna y confiará su custodia, en 1807, a un ebanista de la localidad, un tal Zimmer, quien lo recluirá en la torre referida anteriormente. Allí, sin más compañía que un piano desafinado, en el que muchos han querido ver una metáfora de su razón, Johann Chrisitan Friedrich Hölderlin pasaría el resto de sus días escribiendo versos firmados con el nombre de Scardanelli.
A tu recuerdo mi querido Holderlin!!

"A ser uno con todo lo viviente, volver en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza. A menudo alcanzo esa cumbre...pero un momento de reflexión basta para despeñarme de ella. Medito, y me encuentro como estaba antes, solo, con todos los dolores propios de la condición mortal, y el asilo de mi corazón, el mundo enteramente uno, desaparece; la naturaleza se cruza de brazos, y yo me encuentro ante ella como ante un extraño, y no la comprendo. Ojala no hubiera ido nunca a vuestras escuelas, pues en ellas es donde me volví tan razonable, donde aprendí adiferenciarme de manera fundamental de lo que me rodea; ahora estoy aislado entre la hermosura del mundo, he sido así expulsado del jardín de la naturaleza, donde crecía y florecía, y me agosto al sol del mediodía. Oh, sí! El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona. "

De Hiperión o el eremita en Grecia (fragmento). Traducción y prólogo de Jesús Munárriz. Madrid, Ediciones Hiperión, 1976. 23. ed., 2005.