“Hojeo los libros, no los estudio. Lo que me queda de ellos es algo que ya no reconozco que sea de otros; es sólo aquello de lo cual mi juicio ha sacado provecho, los razonamientos y las fantasías de que se ha imbuido. El autor, el lugar, las palabras y demás circunstancias, los olvido al instante.”
“No
es muy extraño que mi libro siga la suerte de los demás libros, y
que mi memoria abandone lo que escribo como lo que leo, y lo que doy
como lo que recibo.”
M.
Montaigne en: “Cómo hablar de los libros que no se han leído”
de Pierre Bayard.