jueves, septiembre 26, 2013

Carta a una querida misántropa


¿En verdad es necesario escribir la palabra Sarajevo, Angélica? Y entiéndase Sarajevo como decir, en mi caso, San Francisco, lugar de pequeñas y grandes batallas conmigo y con ese camino al que llamé futuro. Ya ves, heme aquí, escribiendo la palabra Sarajevo, pero a diferencia tuya yo no viajaré mañana. Estoy en otro tipo de trinchera. Esta noche no llueve. Pero huelo el cemento húmedo de las calles de París por las que recorrí sin hablar un carajo de francés, pero con los ojos más abiertos que nunca. Escucho el viento de Nambroca por donde alguna vez pasó el Quijote y fui amada, tanto que llegué a romperme, una vez más. Y luego salió el sol. Vivo en un libro, querida Angélica, y quisiera estar en el papel de quien me lee, poder observarme, por un momento, con otros ojos.