domingo, febrero 11, 2007

¿Quién mató a Paúl Guañuna?

Hoy, Paúl Alejandro Guañuna Sanguña habría cumplido 17 años de edad si la muerte no lo hubiese apresado de una forma tan cobarde.

El sábado 6 de enero de 2007, Paúl pidió permiso a sus padres para ir a un concierto de hip hop, en San Carlos. Como el concierto no se llevó a cabo Paúl fue con sus amigos a la Ecovía, estación Río Coca, donde estuvieron conversando por varios minutos.

A las 20:30, cuando Paúl ya se encontraba junto a sus amigos Cristian y Pedro, decide retornar a casa. Al bajar por la calle Gardenias, Pedro pinta en la pared la palabra “mapas” y en ese momento aparece un patrullero de la Policía. Asustados los jóvenes corren, solo se queda parado Cristian y es subido al patrullero. Ahí le quitaron el celular, la billetera y le rociaron con gas la cara. Paúl corrió hacia un callejón hasta donde fue perseguido por el patrullero de la Policía y fue subido en él.

Con los jóvenes en el patrullero dos policías, el uno que conducía y el otro sentado en la parte posterior del auto, continuaron por la avenida El Inca, y les preguntaron de dónde son, ellos respondieron “de Zámbiza” y a toda velocidad se dirigieron hacia allá. A la altura del redondel que va a Nayón y a Zámbiza, Cristian bajó del vehículo luego de haber recibido nuevamente gas en los ojos. Lo único que alcanzó a mirar Cristian fue que el patrullero se alejaba con dirección otra vez a El Inca y que adentro seguía Paúl.


Leonardo Guañuna, padre de Paúl regresó a su casa a las 23:00 luego de terminar su jornada como taxista. Su esposa lo esperó en la puerta para comunicarle que Cristian, amigo de su hijo, había regresado pero que Paúl no aparecía. Lo buscaron por varias horas pero no supieron nada de él ese día.

Fue a la mañana siguiente que su padre salió de su casa muy temprano para continuar la búsqueda, caminó por San Isidro, Llano Chico, la Tola Alta y nuevamente no obtuvo respuesta alguna. Ya de regreso a casa encontró a su hermana a la altura del El Inca, ella venía de Zámbiza y vio que había un grupo de gente cerca del puente, escuchó que había una persona fallecida en ese lugar.

“Fui hasta allá angustiado, bajé hasta el fondo de la quebrada y mi sorpresa fue fatal: era mi hijo Paúl que estaba sin vida”, explicó su padre.

"Suicidio"...según la Policía


El cadáver presentaba quemaduras en sus manos, marcas de una posible tortura, y sus brazos cruzados. A pesar de las evidencias, la Policía mantiene que es probable que Paúl se haya suicidado; dicen que la causa de la muerte fue un golpe en la cabeza, producto de una caída.

La Policía Nacional todavía no ha señalado los nombres de los uniformados que detuvieron a Paúl, aunque sería fácil identificarlos especificando quiénes eran los responsables de patrullar esa zona.

Su familia rechaza esta posibilidad ante las evidencias en el cuerpo y ante la realidad en que Paúl vivía. “Paúl estudiaba en el Instituto Tecnológico Superior Central Técnico en quinto año de mecánica industrial. Unos días atrás me entregaron su libreta de calificaciones y tenía buenas notas. Era un muchacho bueno, alegre, jovial, la nuestra es una familia tranquila. Era un gran deportista, fue seleccionado de fútbol de la parroquia de Zámbiza en el equipo San Miguel Sporting Club. Es por esto que nos parece imposible que Paúl haya atentado contra su vida. Sus amigos fueron testigos de que dos policías se lo llevaron. Por eso queremos saber qué pasó con mi hijo.

Como padre exijo que se den los trámites legales necesarios para que esto no quede en la impunidad. Paúl y nuestra familia cuentan con el apoyo y la solidaridad de mi pueblo de Zámbiza, de nuestro barrio San Miguel, los compañeros de Paúl y otros jóvenes que han sido víctimas del abuso y atropello policial”, expresó el padre del muchacho.

El pasado jueves 8 de febrero, familiares, compañeros, vecinos y organizaciones de jóvenes y derechos humanos marcharon por las calles del centro de Quito, con el fin de pedir la sanción de los responsables de la muerte de Paúl.


¡No queremos otro nombre en la lista de la impunidad!

¿Quién mató a Paúl Guañuna?












Otros casos de represión y presuntos asesinatos en manos de policías.

- JAVIER joven de 20 años, el 25 de junio del 2006 fue detenido en San Juan por un policía. La madre asevera que su hijo se encontraba con su integridad física intacta y que sin embargo luego apareció con una grave lesión cráneo encefálica aguda y otras lesiones igualmente graves como el desfiguramiento de su rostro. La Policía dijo que el joven se auto inflingió las lesiones y no elaboró parte policial hasta 18 horas después de la detención.

- LUIS de 20 años, el 1 de abril del 2006 fue objeto de extorsión e intento de asesinato por parte de elementos de la Policía Nacional, pertenecientes a la Unidad de Policía Comunitaria. Luego de solicitarle los documentos, le pidieron la cantidad de 40 dólares para dejarlo en libertad. Como no contaba con lo requerido, los policías acompañaron a Luis en el patrullero a realizar el retiro de un cajero automático. Lo intentaron por dos ocasiones sin resultados. Entonces el joven fue agredido verbalmente y procedieron a lanzarle gas en la cara. Cuando el joven intentó escapar uno de los policías bajó del patrullero y le disparó en la espalda, fue abandonado por los policías en la avenida de La Prensa cuando se hallaba inconsciente. Actualmente la denuncia se procesa en la fiscalía, los policías están acusados por lesiones y fueron dados de baja.

- SEBASTIÁN Y PATRICIO fueron acusados por la policía de haber roto el timbre de la Dirección Nacional de Bienestar Social de la Policía y por esto fueron golpeados por policías vestidos de civiles al interior de la dependencia. Resultado del uso excesivo de la fuerza los jóvenes recibieron tratamiento de varias semanas a sus heridas y lesiones graves.

- El 18 de enero del 2006 CRISTIAN, joven mensajero de 25 años mientras realizaba una diligencia de su trabajo se vio atrapado en medio de la represión policial a una protesta estudiantil en las inmediaciones del Colegio Mejía. Dada la abundante cantidad de gas se quedó tendido en el suelo, luego fue subido a un trucutú. En el interior fue brutalmente golpeado, agredido verbal y psicológicamente por 10 policías, fue usado como escudo humano, cortaron su cabello con un pedazo de vidrio. Los policías se quedaron con 120 dólares de su quincena.

- OMAR 23 años de edad, estudiante de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central. El 17 de enero del 2002, mientras recibía clases, fue impactado por una bomba lacrimógena que ingresó al aula luego de que un policía disparó al interior de la Universidad. Como resultado perdió el ojo derecho. Ese día había ingresado a la Universidad un pelotón del Grupo de Operaciones Especiales, GOE, encargado de resguardar el orden público con ocasión de las manifestaciones de protesta por el incremento en el costo de los combustibles. Iniciaron las investigaciones. Sin resultados.

- GEOVANY tenía 18 años era estudiante del colegio Manuela Cañizares y el 3 de enero del 2001 había ido a la Universidad Central para hacer un trabajo de investigación en la Facultad de Ciencias Químicas. Cuando salía del lugar, encontró que en la calle América había manifestaciones y que la Policía estaba reprimiendo con gases lacrimógenos. Una de esas bombas le impactó en el brazo derecho ocasionándole tres facturas, más la pérdida del ojo derecho y contusión a la altura de la boca. Geovany tendrá una discapacidad visual para toda la vida. El caso fue investigado al interior de la Policía Nacional, sin resultados.

- En septiembre de 1995 VERÓNICA, estudiante de 17 años del Colegio UNE, falleció como consecuencia del impacto de una bomba lacrimógena lanzada por la policía, en medio de protestas estudiantiles del Colegio Montúfar contra el alza de los bienes de primera necesidad. La muerte se produjo en el barrio Luluncoto, al sur de Quito. La represión policial de ese mes causó la muerte de tres estudiantes.

Revisado el archivo de la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (CEDHU) hay una constante de víctimas desde 1986 en casi todos los años. Muchos de estos casos han sido tramitados dentro del fuero policial pese a que son delitos y no funciones de la Policía.

La reincidencia de los atropellos policiales contra los jóvenes denota la conducta de la Policía, como institución del Estado, y que es atentatoria a los derechos humanos.

Fuentes:



Fotos: Carla Badillo.