(Marruecos, 1939)
Hace
ahora 16 años que se publicó mi primer libro, y unos 21 que empecé a publicar
artículos en las revistas. Durante todo este tiempo no ha habido literalmente
ni un día que no me pareciese que estaba perdiendo el tiempo, que tenía el
trabajo atrasado, y que mi producción total era miserablemente pequeña. Incluso
en las épocas en que trabajaba 10 horas al día en un libro, o escribía 4 o 5
artículos por semana, nunca he podido escapar a esa sensación neurótica de que
estaba perdiendo el tiempo. Nunca obtengo satisfacción alguna del trabajo que
tengo entre manos, porque siempre avanza más despacio de lo que yo quería, y
además siempre me parece que un libro, o incluso un artículo, no existe hasta
que está terminado. Pero, tan pronto como he terminado un libro, empiezo
inmediatamente a preocuparme porque no he empezado el siguiente, y me atormenta
la idea de que ese siguiente libro no llegará a existir, de que mi creatividad
está definitivamente agotada. Cuando echo la mirada atrás y sumo la cantidad de
cosas que he escrito, veo que mi producción ha sido considerable, pero esto no
me tranquiliza; sólo me da la sensación de que antes poseía una laboriosidad y
una fecundidad que ahora he perdido.
George
Orwell, 1949
. Selección de fragmentos de un cuaderno