lunes, diciembre 31, 2007

Fin de Año

Recuerdo como era, cuando niña, la expectativa de esta fecha. La magia de volver a empezar una y otra vez, sin pensar que algún día inevitablemente todo terminaría. A veces deseo regresar a esos años en los que el tiempo no pasaba -ni pesaba-, en los que no sabía de pérdidas, ni de decepciones, ni de sufrimiento, ese sufrimiento que trae inevitablemente el conocer. Pero ahora sé que un año más concluye y que una se pone más vieja. Muchas cosas dejaron de ser eternas. Ahora pienso con frecuencia en cuántos de los que hoy están a mi lado seguirán así. A qué lugares viajaremos y a cuántos no regresaremos. Ya conocen mi bronca personal con el calendario gregoriano. Con todas sus inexactitudes, con todas sus trampas. Sin embargo, después de todo, debo reconocer que estas fechas me obligan a re-pensar muchas cosas, y de alguna manera, me permiten regresar a la infancia, creando la ilusión de un eterno retorno.

Es todo. Quisiera seguir escribiendo, pero debo ir a disfrazarme (tradición familiar) para la reunión de esta noche. No diré de qué, ya lo sabrán cuando cuelgue una foto mía mañana. Y para quienes les carcome la curiosidad de saber si usaré un interior amarillo, pues sí, lo usaré, al fin y al cabo no se pierde nada, también comeré las doce uvas y pondré algunos propósitos en un globito (otra tradición familiar) que se prende y todos lo vemos hasta que desaparece en el cielo (ojalá llegase a Alausí, donde está Carlos Luis).

Sea como sea, a este año le debo mucho, lágrimas muy lágrimas y risas muy risas, creo que esa es la mejor forma de saberse vivo. Quiero aprovechar para agradecer a toda esa gente que me acompaña en esta parodia de la vida. A los amigos que están lejos y con los que espero este año poder estrechar tantos abrazos acumulados. Les deseo de corazón muchos desafíos para este nuevo año. Aquí les dejo un poema de Borges para la fecha.

FINAL DEL AÑO

Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un tres por un dos
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere
y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.

La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares,
de que a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil.

Jorge Luis Borges.

jueves, diciembre 27, 2007

La mujer en los ojos de Gian Falco

"Hay mujeres a cuya belleza en peligro les sienta maravillosamente estar enfermas. No sabemos si su palidez proviene de la anemia o de la melancolía; si su rubor es producido por la fiebre o por el placer; si sus faltas son motivadas por crisis voluptuosas o son prueba palpable de una muerte cercana y presentida. (...) Vivirán quizá más que las mujeres sanas, pero nuestro cariño por ellas es mayor ante el temor siempre renovado de perderlas. La inquietud da a nuestras caricias un significado más profundo, y nos sentimos llenos de impaciencia cuando contemplamos aquellos ojos que tememos besar por última vez en el falso resplandor de la cámara funeraria."

Giovanni Papini
*Gian Falco era el seudónimo con que Papini firmaba sus primeros escritos.
**La de la foto es la poeta chilena Teresa Wilms Montt.

martes, diciembre 25, 2007

Amarga Navidad

Para celebrar la navidad, aquí les dejo la letra de una de las más de mil canciones que compuso el señor José Alfredo Jiménez, interpretada también por doña Chavela. Que la disfruten... y perdón por nos ser tan optimista.


Amarga Navidad

Acaba de una vez
de un solo golpe
por qué quieres matarme
poco a poco
Si va a llegar el día
que me abandones
prefiero corazón
que sea esta noche

Diciembre me gustó
pa' que te vayas
que sea tu cruel adiós
mi Navidad
No quiero comenzar
el año nuevo
con este mismo amor
que me hace tanto mal

Y ya después
que pasen muchas cosas
que estés arrepentido
que tengas mucho miedo
Vas a saber que aquello que dejaste
fue lo que mas quisiste
pero ya no hay remedio

Diciembre me gustó
pa' que te vayas...(bis)

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De todas formas, como dice Sabina: Las amarguras no son amargas/ cuando las canta Chavela Vargas/ y las escribe un tal José Alfredo.

Tiene razón.

viernes, diciembre 21, 2007

Perorata de una mujer extraña

Me molestan los hombres débiles. Los que vacían el sentido de las frases para atiborrarlas de lugares comunes. Me aburren los falsos suicidas, aquellos que alardean su premeditada muerte y no hacen otra cosa que postergarla. Me fastidian los presuntuosos, los que necesitan demostrar a toda costa que ‘saben’, esos que adoptan posturas y pronuncian una que otra palabrilla que les de cierto prestigio intelectual. Me molestan las etiquetas en general. Por eso me alejé de la farándula de izquierdas y también de la literaria (sin dejar mi ideología ni mi amor por la literatura). Me hastían los poetas que gastan más tiempo en criticar que en escribir. Me fastidian aquellos que creen a ojos cerrados en los críticos. Siento cierta desconfianza por aquellos grupitos literarios en los que el escritor se vuelve preso del juicio de sus colegas. Me molestan los malos borrachos; los porfiados, los insistentes, los que llaman la atención por sus pataletas y caprichos. Me fastidian los hombres que buscan reafirmar su arte cada tres segundos, preguntando: “soy o no soy buen poeta, soy o no soy buen poeta, soy o no soy buen poeta………… No me imagino al viejo Buk, por ejemplo, en su cerveza Nº 20 preguntándole a su compañero de apuestas ¿Pero dime si soy o no un buen poeta? Primero: porque él sabía que era bueno. Y segundo: porque le valía un reverendo rábano lo que el otro podía creer. Él no validaba su escritura por los comentarios de otros. Tampoco me imagino a William Faulkner en su whisky Nº 15 corriendo a la puerta de Sherwood Anderson y preguntándole insistenetemente: “¿Dime quién es William Faulkner? ¿Soy o nos soy un buen escritor? y que luego de dos minutos le vuelva a preguntar, y después de dos, lo mismo. Se me ocurren estos dos ejemplos para que no piensen que el problema es el licor ¡No por favor!... si lo diré yo. Pero es que se trata de tener cierta química con el alcohol. Se tata de hacerlo compañero, de saber dialogar con él mientras hace su entrada triunfal en nuestra sangre. Me molestan los hombres débiles, los que son menos que cualquier aditamento. También los egoístas, los machistas, los celosos compulsivos, los cínicos. Me revienta que esos hombres que dicen llamarse 'de libre pensamiento', a la hora de que su compañera piensa, quiere o hace algo medio “extraño”, como decir que la fidelidad no es una cualidad per se y que además biológicamente es contraria -aunque pueda darse por elección- (y aunque piensen igual, lo niegan), y entonces la convierten a una en loca, puta, o en ambas. Pueden no decírtelo, pero te lo insinúan. Me molestan los hombres que no son capaces de admitir un rechazo, y claro, como a ellos les fue negada la posibilidad, entonces una se vuelve mujer de doble discurso. Me irritan los hombres que creen que una consiguió algo porque está medio buena, y no los juzgo, abundan las buenas tontas –muchísimo más que las tontas buenas-, pero molesta. Me decepcionan aquellos que no comprenden que hay cosas que necesitan hacerce a solas. Me fastidia que les fastidie que una tenga más amigos que amigas. Me harta que piensen que todos somos imprescindibles. Me molesta que canten a toda voz: Todo tiene su final, del maestro Lavoe, y que al acabar la canción sigan pensando que lo nuestro será eterno.