"Me niego a vivir en un mundo ordinario como una mujer ordinaria. A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una neurótica, en el sentido de que vivo en mi mundo. No me adaptaré al mundo. Me adapto a mí misma." Anais Nin.Quizá sea ésta una de las frases que más me llamó la atención de la mujer que supo seducirme desde el primer momento. Me embriagué con la fuerza de sus letras. Con su descaro hecho arte. Con su lengua de reptil fastuoso.
La conocí a través de
Henry Miller y, desde luego, eso le sumó interés.
Hoy se cumplen 104 años de su natalicio, y la oportunidad de adentrarnos un poco en su mundo porque cuando de Anais se trata…siempre queda mucho más por descubrir.
Una vida en constante movimiento
Anaïs Nin nació en Neuilly, cerca de París, Francia, el 21 de febrero de 1903. Su madre, Rosa Culmell, era franco-danesa y su padre era el músico de origen español, nacido en Cuba,
Joaquín J. Nin, con el que años después mantuvo una relación incestuosa.
Fue un hecho dramático, la separación de sus padres (el padre se fue con su alumna de 16 años) cuando ella apenas contaba once años, lo que llevó a la pequeña Anais a coger la pluma.
Emigra junto a su madre y sus hermanos a Nueva York, perdiendo todo contacto con su padre. Anais comienza a escribir su diario bajo la forma de cartas a su padre, buscando convencerlo de volver. A diferencia del resto de su familia, ella se niega a juzgar a su padre y se propone descubrirlo y comprenderlo.

Deja la escuela a los 16 años, trabaja como modelo, estudia baile y regresa a Europa en 1923. Ese mismo año contrae matrimonio con un banquero neoyorquino, Hugh Guiler, quien más tarde ilustraría algunas de las novelas de Nin bajo el seudónimo Ian Hugo.
Anaïs Nin es mejor conocida por su lírica con una gran carga erótica, siempre de un estilo sensual. En algún momento escribió historias eróticas a pedido, movida por presiones financieras. Muchas de estas están en las colecciones Little Birds y Delta of Venus. Los eventos son sexuales, pero el tono es filosófico y de autoconocimiento.
Novelista y escritora de historias cortas, Nin era virtuosa y dedicada, pero nadie lo supo sino hasta 1960, cuando mostró al mundo sus diarios, en cuyas páginas aparecen una pléyade de figuras del arte, la literatura y el pensamiento del siglo XX.
Además, sus diarios fueron tomados por las feministas contemporáneas como ejemplo de una mujer independiente que sobrevivió a los prejuicios de las décadas pasadas.
Henry, June y Anais...el triángulo amoroso

En noviembre de 1931 recibe en su casa a Henry Miller, un escritor desconocido del que le habían hablado. Anaïs tiene 28 años, Henry 40. Enseguida despierta una fuerte atracción entre ambos.
Al principio, la relación entre Henry y Anaïs es puramente intelectual. Henry le muestra el mundo bohemio de los artistas de Montparnasse, con toda la decadencia y libertad que hasta el momento Anaïs desconocía. Juntos intercambian ideas acerca de literatura, filosofía y psicología.
June Mansfield, esposa de Miller, viaja a París, y deslumbra a Anais con su exhuberante belleza y su extraña forma de ser. En marzo de 1932 June vuelve a Nueva York. Anais y Henry dan comienzo a una ardiente relación que significa para ella un despertar sexual.
En octubre de 1932 June vuelve a París, dando comienzo a una relación triangular. Anaïs encuentra en cada uno una atracción diferente: "Henry me da el mundo, June me da la locura".
El amor de Anais tiene mucho del amor que ella ha sentido por su padre. Intenta descifrar el alma de estos dos seres incomprendidos y duramente juzgados por su entorno.
La relación con June es también una liberación de la rígida educación católica recibida durante su infancia. Representa un viaje hacia la esencia de lo femenino: "Esta noche saldré con June. Me hundiré en una atmósfera femenina, el anhelo constante de amor, la dependencia perpetua de un hombre. Señales de amor, atención, llamadas, regalitos, efusividad, ningún trabajo que rivalice"
Mientras, Anaïs continúa escribiendo su diario. Es en él donde deja las huellas de su viaje hacia los mundos que cada ser humano amado por ella esconde dentro de sí, a los que llama "Atlántidas".
En 1933, June se marcha definitivamente a Nueva York, dolida al descubrir la relación entre Anais y Henry. Intenta separarlos, pero no lo consigue. Anais escribe: " Henry, mi amor, mi amor, Henry. He luchado y combatido para ser digna de ti, para ser mujer, ser fuerte e intrépida. Te he amado contra el miedo y sin esperanza de felicidad; me he arriesgado a sufrir la mayor herida, la rivalidad más peligrosa. No era coraje, sino amor, amor. Te amaba tanto que corrí el riesgo de perderte…"
Henry ha descubierto en el amor incondicional de Anais la armonía y la belleza que desconocía, sintiéndose inspirado a escribir como nunca antes. Anaïs se siente atraída por la bestialidad y vulgaridad de Henry. "Soy la mujer que da ilusión y a quien es dada la imaginación del hombre…"
Anais financia la publicación de Trópico de Cáncer (1934), dando impulso a lo que llegaría a ser la exitosa carrera literaria de Henry Miller.
Sin embargo, cuando los medios económicos fueron insuficientes apareció un coleccionista de libros solicitándole a Henry y Anais que escribieran para él cuentos eróticos. Anais lamentaba que el coleccionista insistiera en pedirles "menos análisis, menos filosofía, menos poesía" en los cuentos que le hacían llegar; ella hubiera deseado que el inesperado mecenas comprara toda su obra sin distinción de temas, pero éste deseaba una mayor descripción de hechos propiamente físicos.

En las páginas de su diario, Anaïs expresa su descontento al reflexionar que la enunciación de relatos estrictamente descriptivos, en lugar de aumentar el placer (estético, se entiende) lo disminuía. Muchas veces, ahogada por las exigencias prácticas de la vida, se puso en contacto con el coleccionista para resolver problemas económicos al parecer interminables.
Habían llegado al límite, hastiados de lo que les era solicitado y rayaba ya en la pornografía; les parecía empobrecedor seguir con ese trabajo, que les exigía despojar de su magia al hecho erótico; al parecer, el contratante ignoraba la sutileza de esa magia, quizá incluso ignorara su propia existencia; ellos, los narradores a su servicio, poco a poco sienten que se van alejando del disfrute de una visión sana del erotismo y deciden enviarle una carta, fechada en diciembre de 1941; he aquí un fragmento:
Querido coleccionista:
Le odiamos. La sexualidad pierde su fuerza y su magia cuando se hace explícita, automática, exagerada, cuando se convierte en una obsesión mecánica. Llega a ser aburrida. Usted nos ha enseñado mejor que nadie lo erróneo que es no combinarla con la emoción, la sed, el deseo, la lujuria, los antojos, los caprichos, los lazos personales, las relaciones más profundas, que cambian su color, su sabor, sus ritmos y sus intensidades.
No sabe usted lo que se pierde con su análisis microscópico de la actividad sexual y la exclusión de todo lo demás, sin el combustible que la enciende: lo intelectual, lo imaginativo, lo romántico, lo emotivo. Es todo esto lo que da a la sexualidad sus sorprendentes texturas, sus sutiles transformaciones, sus elementos afrodisiacos. Usted reduce el mundo de sus sensaciones. Lo está marchitando, lo hace pasar sed, lo deja sin sangre... No hay dos pieles que tengan la misma textura, nunca hay la misma luz, ni la misma temperatura ni las mismas sombras, ni tampoco el mismo gesto; porque el amante, cuando está encendido por un verdadero amor, puede recorrer la interminable historia de tantos siglos de cuentos de amor. Una enorme gama, enormes cambios de época, variaciones de madurez e inocencia, perversidad y arte, animales graciosos y naturales.
Su contacto con el Surrealismo
Un retrato más, en octubre de 1940 nos da su recuerdo del célebre jefe de los surrealistas.
"Vino André Bretón. Hablamos de la hipnosis y de todos los escritores que nos parecen clarividentes o proféticos. Todavía pienso a veces que es un científico más que un poeta del inconsciente, que es más capaz de analizar que de sentir, pero es cierto que es penetrante, lúcido y creativo en cada palabra que pronuncia.
Desde luego, cuando escribe es un poeta, y además un poeta de gran fuerza. Es posible que al verse obligado a teorizar, a enseñar y a definir un grupo y unas obras, se haya hecho más dogmático. Para mí, el surrealismo tiene un significado más amplio, abarca más cosas que para él.
No podría encontrarse nada más surrealista que el propio André Breton, con toda esa dignidad y ese ingenuo porte regio que tiene, con su largo cabello cepillado para mostrar su rostro de león, sus ojos grandes y sus rasgos osados, inclinándose a besar mi mano."
Anais y el psicoanálisis
La relación de Anais con el psicoanálisis nació a raíz de su deseo de conciliar todos los matices de su personalidad, de su vida: el sueño y la realidad, el sentimiento y el intelecto, el compromiso y la reserva, la acción y la contemplación, el ser real y el ser simbólico.
Su primer psicoanalista fue el René Allendy, pero su tratamiento fue relativamente corto pues Allendy quiso hacerla entrar en el molde de la normalidad, le pidió que viviera el amor como algo agradable y ligero, que debía despojarlo de su aspecto trágico. La vio como ella no era. Mantuvieron relaciones sexuales durante las consultas.
Posteriormente, tras conocerlo a través de su obra, acudió a
Otto Rank, quien se especializó en el hecho artístico. La neurosis, escribió una vez, es la manifestación de una imaginación y unas energías desencaminadas, una neurosis es una obra de arte fallida, y el neurótico un artista fallido.
En el desarrollo de su tratamiento surgió entre ellos un fuerte sentimiento de amor. En esa época parece haber sido una mujer feliz; no es difícil entender que encontró en el doctor Rank a un hombre brillante que no negaba sus sentimientos, sino al contrario, que comprendía su valor profundo; que logró con su amor y su sabiduría ayudar a Anaïs a superar las enormes contradicciones de su existencia agotadora, pues siempre procuró crear un mundo hermoso para los demás, dando lo mejor de sí misma a cada una de las personas con las que ha compartido su espacio y su tiempo.
Descubre entonces que mientras no vuelva a encontrar a su padre, esta sensación que la abruma se quedará con ella. En 1933 se produce el reencuentro e inicia una intensa relación incestuosa con él.
"Me fui a mi cuarto, envenenada. Soplaba incesante el mistral, seco y cálido. Así llevaba días, desde que llegué. Destrozaba mis nervios. No pensé en nada. Me sentía dividida, esa división me mataba, la lucha por sentir la alegría, una alegría inalcanzable. La irrealidad opresiva. De nuevo la vida retrocediendo, eludiéndome. Tenía al hombre que amaba en mis pensamientos; lo tenía en mis brazos, en mi cuerpo. El hombre que busqué por todo el mundo, que marcó mi niñez y me perseguía. Había amado fragmentos de él en otros hombres: la brillantez de John, la compasión de Allendy, las abstracciones de Artaud, la fuerza creativa y el dinamismo de Henry. ¡Y el todo estaba allí, tan bello de cara y cuerpo, tan ardiente, con una mayor fuerza, todo unificado, sintetizado, más brillante, más abstracto, con mayor fuerza y sensualidad!.Este amor de hombre, por las semejanzas entre nosotros, por la relación de sangre, atrofiaba mi alegría. Y de este modo, la vida hacía conmigo su viejo truco de disolución, de pérdida de lo palpable, de lo normal. Soplaba el viento mistral y se destruían las formas y los sabores. El esperma era un veneno, un amor que era veneno. "
Gracias al apoyo de Henry y del psicoanálisis rompe con él cuando logra superar el trauma que le causó su abandono y la necesidad enfermiza de obtener su aprobación.
En 1934 descubre que está embarazada y supone que sería de Henry Miller. Ella rechaza la maternidad y aborta: "Hijos. ¿Qué son los hijos? La capitulación ante la vida."
Anaïs decide reservar su fecundidad para su obra y para sus amores. Continúa escribiendo cartas, su diario y comienza a escribir ficción: La Casa del Incesto e Invierno Artificial. Miller escribe Primavera Negra (dedicada a Anaïs).
Anaïs muere en 1977 y Henry en 1980.
Sus DIARIOS

Los Diarios de Anais Nin permiten ver en lo profundo de esta alma enamorada de la belleza y del arte, y nos recuerdan que entender una existencia humana como digna materia prima del arte literario no es un error.
De acuerdo con Erica Jong, "Anaïs Nin ha logrado expresar todo lo que los libros de mujeres han dejado de lado durante siglos [...] No sólo rompió el tabú sino que tuvo la audacia de escribirlo [...] Lo que Nin ha creado es nada menos que un espejo de la vida. Las fluctuaciones de estados de ánimo, del odio al amor, que marcan nuestra frágil humanidad son vistas en proceso, como nunca antes. Hacía lo que Proust, Joyce y Miller estaban haciendo, pero desde una conciencia femenina [...] Sea adorada o detestada, lo importante es que sea leída".
La vida de Anaïs Nin es un desesperado intento de alcanzar la plenitud actuando sobre la plenitud de los demás. Un anhelo de llegar a comprenderse a sí misma comprendiendo a los demás, regalando esta comprensión con la mayor de las ternuras imaginables. Sus diarios constituyen un puente con la realidad mientras se sumergía en sus más grandiosos sueños.
FRAGMENTOS DEL DIARIO:
«La función del arte es renovar nuestra percepción. Dejamos de ver aquello que nos resulta familiar. El escritor sacude la escena cotidiana y, como por arte de magia, encontramos en ella un nuevo significado.»
"No tengo ninguna moralidad. Sé que la gente se horroriza, pero no yo. Ninguna moralidad mientras el daño hecho no se manifieste por sí mismo. Mi moralidad no se reafirma cuando me enfrento con el dolor de un ser humano..."
"Habría querido terminar mi diario sin la confesión de un amor prohibido. Por lo menos, quería que mi amor incestuoso quedara sin escribir. Había prometido a mi Padre el más absoluto secreto. Pero una noche, aquí en el hotel, cuando me di cuenta de que no había nadie para hablarle de mi Padre, me sentí ahogada. Y empecé a escribir otra vez, mientras Henry leía a mi lado. Era inevitable. No podía eliminar mi diario cuando alcanzaba el clímax de mi vida, en el preciso momento en que más lo necesitaba para conservar mi sinceridad, por grande que fuera mi crimen."

"Escribir es descender, excavar, internarse en las profundidades."
"Pospongo a la muerte al vivir, al sufrir, al errar, al arriesgar, al dar, al amar."
"La única anormalidad es la incapacidad de amar."
"Soy una persona fogosa que sólo comprende la vida líricamente, musicalmente. En mí, los sentimientos son mucho más fuertes que la razón. Tengo tanta sed de maravillas que sólo lo maravilloso ejerce su poderío sobre mi ser. Paso por alto todo aquello que no puedo transformar en algo extraordinario. La realidad no me impresiona. Sólo creo en la intoxicación, en el éxtasis y cuando la vida cotidiana me apresa, me escapo, de una manera u otra. No hay más paredes."
Fuentes:
NIN, Anais, Incesto: Diario Amoroso (1932-1934) (2ª ED.), Ediciones Siruela, S.A.
NIN, Anais, Henry y June, Emecé Editores, S.A., Argentina, 1988
NIN, Anais, Corazón Cuarteado, Ediciones Grijalbo, España, 1980