
Una de ellas, y en la que hoy me redescubro, fue Emma Goldman....
Emma fue una anarquista rusa, de ascendencia judía, que se atrevió a decir cosas que nadie, en otros momentos, había tenido el coraje siquiera de mencionar. Al hacerlo les devolvió a las mujeres, a los trabajadores, a los homosexuales, a los discriminados de toda clase, un poco del orgullo y dignidad que la excesiva racionalización capitalista les había arrebatado, en nombre de una supuesta eficiencia productiva.
A lo largo de su vida, Emma Goldman entró y salió de varias prisiones, no sólo en Estados Unidos sino también en otras partes de Europa y Canadá, acusada de incitar a la rebelión.
Goldmann hizo públicas sus profundas convicciones pacifistas durante la I Guerra Mundial, y criticó el conflicto por considerarlo un acto de imperialismo. Fue juzgada y condenada por conspirar para violar las leyes sobre el servicio militar obligatorio de EE UU; y poco después de ser liberada, se la deportó a la URSS.
UN PENSAMIENTO RENOVADO...
Los afanes de Emma Goldman sobre el papel que las mujeres deberían jugar en la construcción de la nueva sociedad fueron el producto, no tanto de sus intensas lecturas, así como de su experiencia personal. Su padre, por ejemplo, quiso casarla a la edad de quince años, y su rechazo rotundo al intento fue el precedente de lo que sería la vida de Emma, repleta de luchas y controversias por defender los derechos de la mujer a involucrarse con quien realmente amara.
El puritanismo, la moralidad mojigata, y la estupidez clerical parecían ser los más odiados nudos que una idealista y rebelde como Emma quería deshacer, sobre todo cuando eran las mujeres las más atadas.
En la nueva sociedad que soñaba Emma Goldman, la mujer nueva sería capaz de tomar sus propias decisiones. El feminismo de Goldman se curtió en las luchas callejeras, en las prisiones y en los debates cotidianos contra hombres y mujeres que la vieron como un monstruo de la conspiración o como un ángel de la liberación.
Goldman fue una mujer que tenía perfecta claridad sobre los objetivos políticos, culturales e ideológicos por los que estaba combatiendo. Tanto así como para atreverse a hablar de amor libre, en una sociedad y en un momento donde este tipo de temas sólo podían ser tratados por varones, y no precisamente en su sano juicio.
Las mujeres constituimos un sujeto revolucionario esencial. Las luchas por la desaparición de la opresión desde la cama hasta la calle, y por la creación de un nuevo mundo, significan revolución en acto de la vida cotidiana, de las relaciones sociales, de las instituciones, del Estado, de la cultura y, sobre todo, de los géneros, en el presente…no para el futuro.
Su radicalidad consiste en que el feminismo actual es subversivo pero NO sexista, como pretenden algunos. Es una concepción democrática. No se propone estructurar un cuadro al revés en que las mujeres matriarcales opriman a los hombres. Pero aceptar entre los dos sexos la menor desigualdad es consentir la desigualdad.
Por eso, recuperar a pensadoras como Emma Goldman, es requisito hoy, para que la sensibilidad y la capacidad de soñar y de ser libres no se nos vaya de las manos con la globalización, que entre otras cosas, aspira a que el individuo, por el que tanto luchó esta mujer, termine percibido únicamente…como una máquina de consumo.
Fuentes:
Quesada Monge, Rodrigo. EL ANARQUISMO DE EMMA GOLDMAN (1869-1940)Y LOS LÍMITES DE LA UTOPÍA.