Después de tres noches sin dormir (dos de ellas, literalmente), vuelvo a un estado aparentemente más tranquilo. Me he ausentado un par de meses de este blog pero creo que la razón de mi ausencia estaría, de alguna forma, justificada. Resulta que estuve dirigiendo un documental que desde hace ya algún tiempo lo tenía en mente. Primero escribí el guión y de ahí en adelante lo propio de este tipo de proyectos: rodaje, edición, musicalización, etc, etc, etc.
Creo que me involucré más de lo que hubiese pensado; y es por los temas que traté y de la gente que conocí. Me embriagué con las filosofías diversas de algunos de los personajes y sus formas de vida.
El documental se titula Jaime Guevara: Entre cuerdas libertarias.
Para quién no lo conozca, la libertad, la música y el humor son la esencia de este cantautor ecuatoriano y anarquista, autodenominado cantor de contrabando.
La radicalidad de su pensamiento y la convicción de sus actos, han hecho de Jaime un vivo ejemplo de ese anarquismo pasivo pero latente. Esa ‘picazón’ constante, sobretodo, en la conciencia de políticos y militares. Con su arma: la guitarra. Y sus balas: el humor. Este personaje popular nos demuestra que la voz puede volverse protesta, dejando de ser cómplice con el silencio indiferente.
Este trabajo muestra otra forma de luchar. Desde la música y la ironía, desde lo urbano y lo cotidiano. Y pretende a la vez, romper el tabú del anarquismo para así respetar una ideología que busca una sociedad más justa, libre e igualitaria. Una ideología que, sobretodo, debe ser vivencial.
Jaime Guevara no cree que los seres humanos deban ser "perfectos" para que la anarquía funcione. Simplemente... necesitan ser libres.
